Sin miedo a la salud mental

Hilario L. Muñoz
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Apafes explica como ha reorientado su trabajo hacia una formación a sus usuarios en habilidades, para normalizar su vida, interviniendo en aquello que más temen quienes tienen un trastorno y que va desde lo cotidiano a lo laboral

Sin miedo a la salud mental - Foto: Rueda Villaverde

Cambiar los verbos ser un enfermo, por estar enfermo, es la mayor reorientación en la que trabaja la Asociación Apafes Salud Mental Ciudad Real en los últimos años. Este nuevo enfoque ha implicado un cambio interno, desarrollando nuevos talleres, y externo, tratando de que la acción de la entidad no se quede en su sede en la ronda del Carmen. «Nosotros antes producíamos juguetes y artículos para vender», pero ahora esos talleres de tipo laboral, han dado paso a otros de «formación integral» en los que se busca aportar «habilidades» que les permitan su independencia. «Estamos más interesados, en facilitar la integración real en la comunidad, que en realizar actividades de puertas para adentro», explicaron el presidente de la asociación, Jesús Sánchez, y el psicólogo, Juan Domingo Martín, al exponer esta iniciativa en las que se trabaja en el «miedo» que tienen los pacientes ante un mundo real del que se sienten excluidos.

«Aunque no se crea, una persona con un trastorno normalmente lo que tiene es mucho miedo, porque el mundo es muy agresivo para ellos». La agresividad, «muchas veces le incapacita» y, «aunque fuéramos capaces de impartir un módulo de FP de electricidad, si luego esa persona no es capaz», la formación se acabaría perdiendo. En este sentido, una problemática que tienen estas personas es que «algunos ni siquiera se creen que son parte de la sociedad», se siente «al margen» y tienen «estigmas propios».

Sánchez recuerda que en trastornos de salud mental grave, como los que atiende la asociación, hay muchos niveles de capacidad y diferencias de una evolución. «Dentro de dos años, probablemente la mitad de la gente que está con nosotros, ya no lo esté» y eso parte del cambio que ha realizado la entidad, dejando de verse al centro como un servicio de por vida para convertirse en «un servicio de paso». En este espacio se ayuda a readaptar la vida de los usuarios y también «asesorar» y «escuchar» a los familiares, que cuando reciben un diagnóstico suelen «ver todo negro», llegan «en shock» por el desconocimiento que hay. 

Sin miedo a la salud mentalSin miedo a la salud mental - Foto: Rueda VillaverdePara que la apertura sea total, desde la asociación Salud Mental están abiertos al trabajo en el exterior, porque más allá del empleo, hay aspectos cotidianos que les puede costar a sus usuarios. Desde ir a hacer la compra, y que no haya aquello que quiere, a ir un viaje. «Hay muchas cosas que estamos habituados a ellas», pero que a un paciente con trastornos de salud mental, le cuesta, y se trabaja en que vean que son capaces de hacerlo entre ellos, «de actuar, interactuar» y luego hacerlo «con el resto de la sociedad». 

Sánchez ejemplifica esa labor con un usuario de la asociación, que hizo un curso de redacción de currículum y él fue quien los envío, los defendió y le acabaron llamando para un empleo. El contacto con la realidad «sabemos que es la mejor terapia que puede haber para una persona con un diagnóstico», indicó Sánchez, quien apuntó que ahora mismo puede haber unas diez o doce personas trabajando, un 10% de los 120 usuarios, que ahora mismo tiene Apafes, en sus sedes de la capital, Puertollano y Valdepeñas. 

Los talleres que tenían y tienen ahora de encuadernación o madera, buscan el contacto con el empleo, no la formación, porque para el mundo laboral hay otras entidades o empresas, que hacen una labor mejor que la de Apafes. La asociación se centra en mediar a la hora del empleo, buscando el mejor acomodo a sus usuarios. Siguiendo el caso que relata el presidente, el usuario contratado no podría trabajar de noche, porque la medicación le impide desarrollar labores en ese horario, por lo que su puesto se ha readaptado para que no trabaje en ese turno, como se haría con otro trabajador afectado por una dolencia que debe tomar una medicación fuerte a ciertas horas. 

Sin miedo a la salud mentalSin miedo a la salud mental - Foto: Rueda Villaverde 

La fiesta de Álvaro y María José,  la luz al final del túnel de Apafes

«Nadie habla de un brote psicótico como lo hace de una operación de menisco», por lo que es normal que nadie sepa, el proceso que sigue a un ingreso de una persona tras un trastorno grave de salud mental. «Hay que enseñarles que es una cosa natural, que no tiene la culpa nadie y que están en un túnel, pero que hay luz al final del túnel». Esta metáfora del presidente de la asociación Salud Mental sirve de ejemplo para hablar de la vida de Álvaro Escobar y María José Rodríguez, que ayer, en las vísperas del día de la Salud Mental, celebraron, con sus compañeros de asociación, que se habían comprado un piso, que se han prometido y que se casan en mayo de 2024. 

«Empezamos a ser amigos en el centro y yo no quería que fuera mi pareja, éramos amigos y no quería romper la amistad», comenta Ávaro, como inicio de una relación que se muestra con la normalidad de cualquier otra. «Di el paso y estamos mejor cada día», relata. Tras ser pareja, decidieron iniciar su vida juntos, cuidándose el uno al otro de su trastorno, viviendo en casa de uno y luego en casa del otro, hasta que hace unos días dieron el paso de comprarse una vivienda en común.  «Llevamos un año y medio, pero ya nos conocíamos de antes», tiempo suficiente para plantearse la boda, en San Pedro, y después un convite entre Ciudad Real y Carrizosa, de donde es ella.  

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Sin miedo a la salud mental - Foto: Rueda Villaverde
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Sin miedo a la salud mental - Foto: Rueda Villaverde

«En mi caso hay luz desde hace mucho tiempo», señala Álvaro, al preguntarle por la metáfora del presidente de la asociación. Lleva casi dos décadas de diagnóstico. «Lo que pasa es que estaba flojo» y, «hemos visto que estamos mejor juntos», indica. «Fue conocerlo a él, y me dijo 'ya no te preocupes, que cuando te pongas malilla te voy a cuidar'». Desde que le dijo esas palabras, las cumplió, sin que hayan vuelto las «rachas malas», con el apoyo de su pareja, su futuro marido, y de unos profesionales de un centro y otros usuarios, que se ayudan entre ellos.