El Voto de Ciudad Real a la Inmaculada Concepción de 1731

Rafael Cantero
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En Ciudad Real, en 1731, 123 años antes de que la Iglesia proclamara el Dogma Concepcionista por parte del Papa Pío IX, en 1854, a través de su ayuntamiento, quiso añadir un nuevo testimonio de su devoción mariana con el Voto cada 8 de diciembre

El Voto de Ciudad Real a la Inmaculada Concepción de 1731

El 8 de diciembre de 1854, el papa Pío IX proclamaba el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en su bula Ineffabilis Deus. Es decir, que la Virgen María fue preservada por Dios del pecado desde el mismo instante de su concepción. Por ello es tradicional la celebración de esta festividad religiosa entre los cristianos.

Desde el siglo XVI fueron innumerables las peticiones de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción que se llevaron a cabo desde muchos ámbitos de la sociedad, tales como órdenes religiosas, instituciones universitarias, órdenes militares, centros de estudios, colegios profesionales, etc. España tuvo un relevante papel a favor del dogma.

En 1530, la Universidad de Valencia fue la primera en votar, prometer y jurar la defensa de que María fue Inmaculada ya en su concepción. Fue un acto de desagravio a la predicación que realizó un clérigo en la Catedral contra el concepto de Inmaculada Concepción. 

El Voto de Ciudad Real a la Inmaculada Concepción de 1731El Voto de Ciudad Real a la Inmaculada Concepción de 1731 - Foto: Rueda VillaverdeEn Ciudad Real, en 1731, 123 años antes de que la Iglesia proclamara el Dogma Concepcionista por parte del Papa Pío IX, en 1854, a través de su ayuntamiento, quiso añadir un nuevo testimonio de su devoción mariana en el misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen María y decretó un voto especial, una obligación perpetua de celebrar la Concepción de la Virgen todos los años, el 8 de diciembre, en el convento de las MM Concepcionistas. Se trata de una efeméride con el suficiente calado como para que tenga una especial relevancia y tratamiento por parte de las autoridades, tanto civiles como religiosas.

Las costumbres y las tradiciones con las que se vive y se crece definen la visión de la sociedad sobre sí misma, de lo que es y del mundo en el que vive. Son un reflejo de la historia, a través del cual se mantiene una conexión con los ancestros, con las generaciones que precedieron y que hicieron de Ciudad Real lo que es. Por ello, conocer esas tradiciones, celebrarlas y mantenerlas ayuda a mantener la conexión con la cultura y la historia.

La devoción de Ciudad Real a la Inmaculada Concepción viene de siglos atrás. Sus corregidores, alcaldes, regidores y demás autoridades, desde muy antiguo, juraban defender y sostener, aun a costa de su vida, esta verdad de la Fe católica. Una imagen de la Purísima Concepción recibía culto en la capilla que había en la Casa Consistorial. Otra imagen de la Inmaculada presidía la sala de sesiones del Ayuntamiento y el viajero que llegaba a la ciudad, en sus puertas saludaba devoto a la Madre de Dios, que coronaba sus arcos y le advertía estar en aquel pueblo especialmente consagrado a su amor. También, en los soportales de la plaza Mayor, debajo de la antigua Casa Consistorial, permanece un cuadro desde el año 1869 de la Inmaculada Concepción, que recuerda el Voto de la ciudad a este misterio de María.

La Corporación Municipal ha estado celebrando el voto de la ciudad a la Inmaculada Concepción durante siglos en el convento de clausura, conocido popularmente como de Las Terreras. Desde 1996, el convento se dedicó a la madre fundadora, Santa Beatriz de Silva. Este convento fue clausurado en 2008 por falta de vocaciones, trasladándose las monjas que permanecían al convento que la Orden tiene en Osuna (Sevilla). Una vez que el convento de las Terreras fue cerrado al culto, la renovación anual del voto de la ciudad a la Inmaculada Concepción se ha desarrollado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Prado (Merced), aunque últimamente con poca presencia de autoridades.