Rosetta Forner divierte con su idea de cuestionar los roles

Diego Farto
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La escritora fue una de las invitadas durante la jornada de ayer en la Feria del Lidro y el Ocio de Ciudad Real, donde protagonizó un taller de 'animacoaching' y firmó su último libro

Forner, en la feria del libro. - Foto: Pablo Lorente

Rosetta Forner fue la principal invitada de la jornada de ayer en la Feria del Libro y el Ocio Cultural de Ciudad Real, donde además protagonizó un taller de anticoaching y animacoaching, además de presentar y firmar su último libro, El príncipe azul que dio calabazas a la princesa que creía en los cuentos de hadas en la caseta de la librería Birdy.

En una conversación previa con La Tribuna, la también articulista de La Razón y asesora de varios programas de televisión y autora de otras obras dedicadas a las relaciones interpersonales y el desarrollo individual, explicó que este volumen busca ayudar a los hombres que están abrumados en sus relaciones a «recuperar su autoestima y la dignidad que necesitan».

Para ello la obra crea un protagonista, un príncipe azul, inspirado en una persona que conoció hace seis años y «en otro hombre que había sido directivo de una empresa muy importante», que tras un periodo de crisis en la casa matriz decidió abrir su propia firma pero «la esposa, en vez de apoyarle y animarle hizo todo lo contrario, estaba siempre echando la bronca».

Forner detalla que a lo largo de los años «estoy hasta la parte de arriba de la corona de escuchar que los hombres nos han tratado mal, que son todos unos canallas… y creo que tenemos que darle la vuelta a eso», lo que a su juicio pasa por tener en cuenta que en el interior de un hombre «hay también un hombre emocional», que hay que sacar a la luz.

La escritora señala que parte de las dificultades de entendimiento entre hombres y mujeres viene de que ellas «no todas, pero sí en términos generales, tienen instalado en subconsciente colectivo que los hombres son seres racionales sin corazón, infantiles, inmaduros…». Desde este planteamiento, las mujeres que piensan así «tratan a los hombres como si fueran niños». Al mismo tiempo advierte que a las personas «no nos pasa nada que no consintamos», con lo que «si no contamos lo que nos une, lo que nos afecta, y a la vez nos relacionamos más desde la crítica destructiva», las diferencias personales se acentúan y «se crea un conflicto en la relación», detalla. «Es como si a la gente le gustaran las relaciones complicadas y temerosas», sentenció.

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