Las Tablas, con menos de diez hectáreas encharcadas

Ana Pobes
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El Gobierno regional señala que las precipitaciones no han influido de forma significativa en la zona inundable y la Comisión Mixta se reunirá próximamente para tomar medidas

Las Tablas, con menos de diez hectáreas encharcadas - Foto: EFE

El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel continúa agonizando. Necesita agua y las últimas lluvias de la DANA no han sido suficientes para salvar al humedal. A fecha de 1 de septiembre, la superficie inundada era de seis hectáreas, lo que significa un 0,4% de la superficie inundable y que conforman más de 1.800 hectáreas. Es el último dato oficial, recogido en el informe de sequía y escasez de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG). Una cifra que apenas ha aumentado con el paso de la última DANA, que descargó 47 litros en la capital y más de 60 en Alcázar de San Juan o Puebla de Don Rodrigo. En el caso de Daimiel, en tan solo dos días cayeron 31 litros por metro cuadrado, pero ese agua «no ha influido significativamente en el aumento del área inundable del Parque Nacional», como señalaron a La Tribuna fuentes de la Consejería de Desarrollo Sostenible, que emplazan a primeros de octubre para ofrecer nuevos datos a través del análisis vía satélite.

Una imagen en falso color tomada por el satélite Sentinel 2 de la Agencia Espacial Europea (ESA) el pasado día 21 de agosto de 2023 a la 13.10 horas mostraba, según el profesor de Geografía Física de la Universidad de Castilla-La Mancha, Rafael Ubaldo Gosálvez, el «lamentable estado» en que se encontraba el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel a finales del verano, con tan solo 18 hectáreas de superficie encharcada, lo que lo deja «en la peor situación de los últimos 13 años», desde que en 2009 la escasez de lluvias secó el subsuelo de Las Tablas y empezó a arder provocando las temidas turbas. Un mes después, tan solo son seis las hectáreas encharcadas. Por ello, y ante esta situación, «se producirá una próxima reunión de la Comisión Mixta para ver las medidas a tomar», declaran desde el Gobierno regional. 

El humedal manchego está atravesando una situación difícil debido a la sequía de los últimos siete años, la más grave y larga por la que pasa España desde el año 1995. Para su supervivencia, de no llegar intensas precipitaciones, solo hay dos alternativas: un trasvase desde los pantanos de cabecera del Tajo-Entrepeñas y Buendía o la utilización de los pozos de recarga. 

En el año 2021 se activaron los pozos de emergencia. En ocho días, aportaron al parque 230.400 metros cúbicos de agua con el objetivo de ralentizar la desecación de la zona inundada entre el Molino de Molemocho y el Ojillo. No era la primera vez que la batería de sondeos de emergencia se ponía en marcha, pues en marzo de 2020 se llevaron 5,75 hectómetros cúbicos al parque en dos meses. A partir de octubre de ese mismo año se bombearon otros 5,75 hectómetros cúbicos con la llegada del nuevo año hidrológico.

Pero el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel seguía teniendo sed, y a principios de este año se activó el segundo trasvase extraordinario de tres hectómetros cúbicos que llegaron a través de las pruebas de puesta de funcionamiento de la Tubería de la Llanura Manchega. La primera aportación llegó unos meses antes, en agosto de 2022, cuando se derivaron otros tres hectómetros cúbicos del Tajo-Segura. Aún así, el parque sigue pidiendo agua. 

Sin visitas guiadas. La falta de agua hizo que las visitas a Las Tablas de Daimiel se redujeran a la mínima expresión. Sólo se ofrecieron aquellas que venían comprometidas en circuitos turísticos, en las que, precisamente, se les explicaba la situación agónica que vive el parque, afirmó Jesús Pozuelo, de Daimiel Turismo, quien confía en que en los próximos días se retomen las visitas y se encharque al menos la zona del itinerario aunque reconoce que desde 2018 el parque vive solo gracias a aportes externos.