Peleas entre internos, posesión de objetos prohibidos y saltarse las normas del régimen penitenciario son las causas más frecuentes de las sanciones disciplinarias impuestas a presos de las cárceles de Herrera de La Mancha y Alcázar, en la provincia de Ciudad Real.
En el primer semestre de este año se han impuesto cerca de 600 y se han recurrido 198 ante el juez de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Castilla-La Mancha, Antonio Moreno de la Santa, que tiene la jurisdicción de las dos prisiones de la provincia de Ciudad Real y la de Albacete. Los presos de esta cárcel están a la cabeza en la presentación de recursos por sanciones disciplinarias con 84, seguidos de los de Herrera con 64 y Alcázar con 50.
Se recurren aproximadamente un tercio del total, apuntan desde el citado juzgado. Las faltas más graves se castigan con varios días de aislamiento. Según el reglamento interno hay unos hechos sancionables que son leves, graves y muy graves, y según el escalón, van desde la amonestación hasta el aislamiento en celda. Las más frecuentes son las sanciones por cualquier alteración del orden público, del régimen penitenciario, de la convivencia, los insultos, maltrato de obras, de palabra y tenencia de objetos prohibidos. Todo lleva aparejado la posibilidad de que se incoe un expediente sancionador. El recluso tiene derecho a recurrir esa sanción administrativa ante el juez de Vigilancia Penitenciaria.
Hasta en un tacón. Los teléfonos móvil están prohibidos en las prisiones y este año se han intervenido en toda España más de 24.000. Las cárceles ciudadrealeñas no escapan a esta realidad y funcionarios de Herrera indican a este diario que han pillado a familiares de presos o amigos tratando de introducir móviles. Uno de estos teléfonos fue hallado dentro el tacón de un zapato y otro en una lata de berenjena. Son objetos que están prohibidos y, por ello, se requisan y se inicia el correspondiente expediente sancionador. Pero no son los únicos objetos prohibidos que intentan hacer llegar a los presos desde el exterior, principalmente en los vis a vis. Los funcionarios han intervenido pinchos y dispositivos USB, entre otros objetos prohibidos.
La droga también está en las cárceles pese a la vigilancia de los trabajadores. Precisamente, el control que se ejerce ha permitido detectar droga incluso dentro del cuerpo de visitantes. «Intentan pasarla en las comunicaciones y en los vis a vis», añaden las fuentes tras recordar que la plantilla es deficitaria desde hace décadas.
Nada que celebrar. Por ello, un año más los trabajadores de las cárceles ciudadrealeñas no tienen nada que celebrar hoy con motivo de la festividad de la Merced, patrona de prisiones. El endémico déficit de plantilla ha llevado a cerrar en la cárcel de Herrera el módulo de aislamiento.
Representantes de los sindicatos mayoritarios de prisiones denuncian a este diario el bloqueo de vacantes por la cantidad de funcionarios que pasan a la segunda actividad sin que se puedan cubrir estos puestos. Pasan al área administrativa, las oficinas, y se resienten los grupos de trabajadores encargados de la vigilancia de los presos en el interior de la prisión. Hasta que no se jubilan, esas plazas vacantes no salen a concurso y queda bloqueado ese puesto de trabajo. La solución, aseguran, pasa por convocar más plazas y la dotación económica necesaria.
Del mismo modo, expresan su malestar porque no hay promoción interna y, sobre todo, porque no se les considera agentes de la autoridad. Las centrales sindicales Acaip-UGT, CSIF y CIG llevan años pidiendo mejoras laborales y salariales y a resultas de la nueva ley exigen que se reconozcan las especificidades del colectivo. Consideran que urge resolver carencias que sufren los centros penitenciarios, como la falta de personal, las agresiones a los profesionales, el no reconocimiento del personal de Instituciones Penitenciarias como agentes de la autoridad, la configuración de una nueva estructura de cuerpos penitenciarios y la promoción profesional.
El Gobierno ha informado mediante una respuesta parlamentaria a preguntas de diputados del Grupo Popular que la razón por la que no están cubiertas todas las vacantes en los centros penitenciarios de la provincia de Ciudad Real es porque «no se dispone de efectivos suficientes para cubrir todas las vacantes» de la Relación de Puestos de Trabajo, ya que «durante los siete años anteriores a 2018 no se hicieron ofertas de empleo público adecuadas».
Sea como fuere, es palmaria la falta de agentes en la cárcel de Herrera, que tiene más de 400 presos, entre condenados y preventivos, algunos con penas muy altas y peligrosos. La población reclusa de la cárcel de Alcázar está cerca de los setenta reclusos.