Dudas y ruina

M. Lillo / Hilario L. Muñoz
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Los ganaderos ven la situación como los primeros días del COVID y aplauden las restricciones. Los veterinarios apoyan la decisión, pero piden que se tengan en cuenta sus recomendaciones

Dudas y ruina - Foto: Tomás Fernández de Moya

Tomás Zapata es uno de los ganaderos que ve con preocupación la situación en el ovino y el caprino a consecuencia de la detección de la viruela, una preocupación que ayer no sólo se debía a la enfermedad de estos animales, sino también a la «incertidumbre» que trae consigo. Ayer estaba pendiente de las medidas adoptadas para atajar los focos y de las consecuencias que tendrán. «Conscientes del problema, que es grave, muy grave, estamos a la espera de ver qué se determina», comentó a este diario tras poner de relieve que los ganaderos estaban intentando que se arrojase luz sobre qué podían y qué no podían hacer tras la orden dictada el lunes por la Consejería de Agricultura. Así, comentó que en principio el problema está «en los pastos comunes», de manera que no puede llevar a su ovejas a zonas donde pasten otras, así como en los camiones, tanto de reparto de pienso como de recogida de animales, que deben ser desinfectados de explotación a explotación.

Para Zapata, que cuenta con unas 280 ovejas y unas 20 cabras en Ciudad Real, la enfermedad de la viruela y sus consecuencias se sumarán a los gastos que ya sufre el sector ante el incremento del precio de los piensos. «Este otoño  ha sido muy difícil y ya de por sí vamos arrastrando un gasto extra; si ya no podemos sacar a los animales, va a ser la ruina total del sector», concluyó. 

«La situación es muy delicada y muy grave», explicó José Luis Pérez, ganadero de Carrión de Calatrava, quien se remitió a ese momento en que se habló del COVID y que solo serían «dos o tres casos». «Creo que la medida de limitar los movimientos que se ha tomado es buena, pero llega tarde», apuntó, recordando que se sabe desde hace meses que hay un positivo en varios municipios de Cuenca. La sensación es similar a «cuando el coronavirus vino y la gente estaba un poco perdida», señaló Pedro José Durán, presidente de la IGP Cordero Manchego.

Los agricultores exponen que el alcance de las medidas a día de hoy implica que los animales «no pueden salir a otra explotación o cebadero». Esto no quiere decir que las ovejas permanezcan confinadas, pueden salir a pastar, ya que, salvo en zonas muy concretas de la provincia, cada ganadería tiene su zona de pastoreo, sin que se crucen. «Si tu ganado por el camino comparte pastos con otros ganaderos o se cruza, no puede salir» con estas medidas, indicó Pérez, señalando que en la comunicación recibida se les apunta a quienes trabajan con ovejas que «restrinjan su vida social». Para los ganaderos es prioritario que «esto pase, que no salgan más casos», porque con solo una oveja contagiada se mata a todo el ganado.

En el caso del cordero hay un margen de tiempo, explicó Durán, el mes o mes y medio que pasan en las fincas antes de irse al cebadero. Unas semanas tras las que podría haber problemas porque «el 70% del cordero que se produce es para exportación» y si no se puede sacar de la región habría que plantearse la situación. «Esperemos que en dos meses los focos estén controlados», señaló Durán, solicitando que no haya un alarmismo excesivo, recordando que no hay problemas con la leche, que sigue siendo «uno de los baluartes del sector» en estos momentos.

Mientras, los veterinarios denuncian que no han recibido información sobre estas medidas por parte de la Consejería de Agricultura y recuerdan que existe la figura del veterinario de explotación, que «son los que están de primera mano informados y que pueden tomar medidas de prevención y erradicación de la enfermedad vírica». El presidente del Colegio de Veterinarios, José Ramón Caballero, pidió «una convocatoria con las autoridades competentes para intercambiar impresiones, al menos», aunque  dijo que la medida de limitar el movimiento no les parece mal. Caballero recordó que la viruela no es una zoonosis, no puede contagiarse a los humanos, pero es un virus que se transmite no solo de animal vivo a vivo, sino también por sus materias, como eyecciones, cadáveres o las partículas por movimientos de camiones que mueven animales. «Esto es más serio de lo que parece», apuntó, por la importancia de las ovejas y cabras en la economía ciudadrealeña y su trascendencia en toda España y pidió a la Junta usar a los veterinarios como «una herramienta» para frenar el virus.