Este miércoles el presidente de gobierno comparece ante el pleno del Congreso, en sesión extraordinaria, para exponer su punto de vista sobre los casos de corrupción y presunta corrupción que cercan a su partido, al gobierno, y a su círculo familiar.
No le va a ser fácil. Su equipo, y él mismo, llevan días preparando su comparecencia y se da por seguro que Pedro Sánchez, buen parlamentario, echará balones fuera y se presentará como víctima de una campaña innoble promovida desde las esferas de un PP que no asumió la moción de censura que hizo perder al gobierno a Rajoy por las prácticas corruptas que se denunciaron en la moción de censura, ni tampoco asumió el PP que Sánchez fue legítimamente elegido presidente gracias al voto parlamentario que refleja el apoyo ciudadano. También alegará Sánchez en su defensa que los casos de supuesta corrupción forman parte de una campaña de medios de comunicación afines al PP, a los que se suman bulos y falsedades que Sánchez atribuye al "facherío".
Es fácil adivinar en qué va a consistir su discurso inicial, conociendo a Sánchez, su incapacidad para asumir la crítica y su estrategia habitual de defensa: el ya mencionado victimismo, que suele exponer con convicción, y el "tú más" que desgrana con la lista de delitos cometidos por el PP. Le tiene sin cuidado que parte de los considerados delincuentes han cumplido su condena, y otros ni siquiera fueron consideraron delincuentes por los tribunales, que los absolvieron. Por no mencionar que a ningún ciudadano le consuela, para tapar la corrupción actual, que haya sido moneda corriente en el pasado. Lo que buscan la mayoría de los ciudadanos es un gobierno que no se deje llevar por la corrupción. Menos todavía el que alcanza La Moncloa con una moción de censura contra la corrupción.
La estrategia de Sánchez por tanto no va ser efectiva, no solo porque está muy vista sino también porque lo que importa es el ahora, el hoy. Con un añadido que indigna especialmente: la corrupción dineraria acompañada de comportamientos indecentes, con ofrecimiento a prostitutas de trabajos ficticios en empresas públicas pero salarios muy reales, Con apartamentos pagados por comisionistas.
Sánchez se encontrará además a una oposición que cuenta con datos muy precisos sobre la corrupción que se vive dentro de su círculo. O, para ser justos, de la corrupción con la que se beneficiaron un puñado de altos cargos sanchistas. Una oposición que conoce de memoria el informe de la UCO, las declaraciones de los implicados y también de quienes han decidido hablar para salvarse a sí mismos.
Se ha por hecho que Sánchez se defenderá con inteligencia teniendo en cuenta dos premisas: que de esta comparecencia depende que mantenga el apoyo de sus socios actuales; algunos de ellos confiesan abiertamente sus dudas sobre la continuidad del apoyo a un gobernante al que es difícil respetar vista su impasibilidad ante la corrupción. Segundo, el presidente deberá tener mucho cuidado con mentir: hacerlo en sede parlamentaria es delito.
Día clave para Pedro Sánchez. El victimismo y el "tú más" ya no valen como argumentario. Al contrario: provocan rechazo e indignación.