Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


¿Es consciente Pedro Sánchez de la realidad de su Gobierno?

06/02/2024

Esto es lo que, previsiblemente, preguntará Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez en la sesión de control parlamentario de este miércoles en la Cámara Baja: si el presidente "es consciente de la realidad en la que se mueve su Gobierno". Dependiendo del desarrollo de los apenas cinco minutos entre la interrogación, la respuesta y la contrarréplica, que siempre suelen ser un diálogo de besugos, admito que la pregunta puede tener su miga.
Porque la verdad es que Sánchez, un hombre que indudablemente ama caminar sobre la cuerda floja sin red y a quien le tienta el peligro, está pendiente, y tiene a todos sus ministros pendientes, de circunstancias imprevisibles, comenzando por los cambios de humor del personaje de Waterloo. Un lío que no se explicita precisamente en apenas los cinco minutos que el reglamento de la Cámara concede al rifirrafe entre el jefe del Gobierno y el líder de la oposición. Esto necesitaría más bien todo un debate sobre el estado de la nación, pero eso ahora me temo que no toca.
El Gobierno de Sánchez, que en materia social e incluso en su actividad en la UE hace cosas interesantes, está, sin embargo, atenazado por una realidad jurídica que, por ejemplo en el tema de la amnistía y lo amnistiable, es difícil de retorcer, por mucha polémica que ahora conozcamos acerca de los límites del perdón, con ramificaciones acerca de lo que es o no terrorismo, una cuestión que en las próximas horas dividirá, sin duda, a la Junta de Fiscales de lo Penal. Yo diría que, en este terreno, avanzan las opiniones, impulsadas sin duda desde la Fiscalía General del Estado, contrarias a que en el 'procés' se cometieran delitos de terrorismo, aunque obviamente sí se cometieron otros muchos que de ninguna manera deberían quedar, pero probablemente quedarán, amnistiados.
La inseguridad jurídica y la escasa separación entre los poderes son, junto a la opacidad difícilmente tolerable y a la manipulación de la opinión pública para lo que conviene a los intereses del Ejecutivo, los principales 'puntos flacos' de un Gobierno que, como el de Sánchez, se mantiene contra viento y marea. Sin que en este momento, suceda lo que suceda en Galicia y en otras elecciones este año, se pueda vaticinar que la Legislatura vaya a ser necesariamente corta. Otra cosa será las huellas que deje en la piel política y moral de la nación. Pero no sé si Feijóo, en estos momentos, puede llegar a radiografiar mucho más allá de la coyuntura presente: ¿quién podría hacer otra cosa, con la que cada día está cayendo?
Aunque mi escepticismo sobre el valor político de las sesiones de control parlamentario es grande, espero con especial interés la de este miércoles, sobre todo porque la situación política, tras el rechazo de Junts a aprobar la ley de amnistía la pasada semana, es de una gravedad incuestionable. Un Gobierno pendiente básicamente de su supervivencia a toda costa --¿qué obtendrá ahora Puigdemont en las negociaciones secretas que se llevan a cabo a cambio de su 'sí' a la ley que a él sobre todo beneficia?--. Una oposición lógicamente despistada e ilógicamente dividida. Un separatismo en auge en su tarea de socavar el Estado. Una judicatura profundamente dividida, desmoralizada y, si se me permite, algo desprestigiada. Un Parlamento dependiente del Ejecutivo. Y una Unión Europea que, sin querer entrar demasiado a fondo en los temas 'made in Spain', anda obviamente desconcertada con lo que por estos pagos nos ocurre. Sobre mucho de esto se les va a preguntar(o interpelar) este miércoles a Pedro Sánchez y a su 'superministro' Félix Bolaños. Y a otros miembros del Gobierno, claro.
Ignoro hasta qué punto en áreas del Gobierno se comparte este análisis. Supongo que poco o nada: la autocrítica no es el fuerte de ningún inquilino de La Moncloa. Además, la realidad varía según el color -rojo, azul, verde, morado- con que se mira. Pero Sánchez, que tiene cualidades de superviviente difícilmente equiparables desde otros ámbitos políticos, sí debe olfatear, al menos, que esa 'normalidad' de la que presume es ahora la menos normal de toda Europa, incluido Portugal al borde de las urnas. Y que esa anormalidad puede empezar a pasar una factura muy cara en las elecciones europeas, si es que no la pasa ya en las gallegas. Puede que no estemos al borde del fin de la Legislatura, y no creo que Núñez Feijóo caiga en el error de pensar, o decir, otra cosa. Pero, eso sí, va a ser, está siendo, una legislatura de infarto. Sobre todo, para Pedro Sánchez, aunque no me parece que sea persona que se infarte por cualquier cosa.