Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


¡Feliz 2024!

28/12/2023

Este año 2023 tiene los días contados. Pasará a la historia personal de cada uno según le haya ido y según las cosas que haya hecho o dejado de hacer dependiendo de sus preferencias y posibilidades. El baremo será cómo está la situación en casa, si se tiene o se ha perdido el trabajo, el sueldo que se nos paga, cómo nos encontramos en él, cómo van las relaciones personales, si ha aumentado o no la familia, si alguien querido emprendió su vuelo o está enfermo, si cambiamos de piso o seguimos en el mismo, cuántos y dónde fueron nuestros viajes… Somos individualistas, en general. Según sean nuestras respuestas, así será la puntuación que le demos a estos doce meses.
Pero es importante pararse y mirar más allá de nuestro entorno. Cuando se toma conciencia de lo que millones de personas están viviendo en otros países, cercanos o lejanos, es cuando realmente somos capaces de apreciar lo que tenemos, de ver lo afortunados que somos. Lo que ya es algo normal en nuestra cotidianidad, no lo es en muchos rincones del mundo. Somos unos privilegiados no sólo porque tenemos un techo donde dormir, un plato donde comer, la ropa suficiente para combatir el frío de esta época invernal, calefacción en los hogares, agua caliente al abrir el grifo para ducharnos o fría para beber…, sino porque, además, nos podemos permitir algunos caprichos y, sobre todo, porque convivimos en paz, esa palabra tan usada y deseada en estas fechas navideñas. 
Esa tranquilidad que, por normal, no te hace pensar en cada momento si al siguiente estarás vivo o no o quiénes ya de tus amigos y familiares han quedado entre los escombros. La vida es incierta, pero dentro de esa incertidumbre se navega por mares y en embarcaciones muy diferentes. Y, una vez más, nuestro viaje se presupone seguro y en calma. Pero no olvidemos que la tormenta también se puede desatar en un instante.
Ya se habla menos de Ucrania porque su guerra con Rusia va para dos años y nos vamos acostumbrado a sus muertos y bombardeos, por desgracia; y porque ahora es la de Israel contra Palestina tras la terrible actuación de Hamas la que ocupa más espacio en los telediarios, por la dureza, por la muerte de miles y miles de palestinos, una gran mayoría niños, imágenes, la de esos pequeños muertos y huérfanos, que llegan directamente al corazón. Y qué decir de Siria, Etiopia, Yemen, Somalia, Sudán, Nigeria, Haití… o aquellos otros lugares donde sufren las consecuencias de las catástrofes naturales, el hambre, la extrema pobreza…
Abramos de par en par las ventanas que nos muestran el mundo. Quizá para este año que está a punto de llegar no sea necesario escribir una larga lista de cosas que queremos hacer y que nunca hacemos, porque en el fondo nos da igual: adelgazar, ir al gimnasio, matricularnos en inglés, viajar más, dejar de fumar… Quizá sea el momento de apreciar lo que tenemos, disfrutarlo y agradecer nuestra suerte. ¡Feliz 2024!