La procesión del Entierro llenó la tarde noche de Ciudad Real de vecinos y visitantes ansiosos por ver la salida penitencial más nutrida de toda la Semana Santa en la ciudad. Los jardines del Prado, la calle y el paseo del mismo nombre se convirtieron en un remolino de gente, familias enteras, dispuestas a no perder detalle. El negro es el color dominante en una comitiva que esencialmente recuerda la muerte de Cristo en la cruz. De la importancia de esta procesión es una muestra que la presidencia de la misma la ostentaba el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, y detrás suya caminaba la alcaldesa de Ciudad Real, Eva María Masías y numerosos concejales.

Una procesión en la que participa las dos únicas hermandades de pasión que tienen su sede canónica en la catedral, el Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de los Dolores (Ave María).

La marcha la abrió la Hermandad del Cristo de la Piedad, túnica y capillo negro, cirios igualmente negros en las manos de los hermanos, un tono que solo rompía la casulla blanca de los niños. La talla de Cristo en la cruz, obra de Castillo Lastrucci, salió a la calle ante la expectación de quienes aguardaban en la puerta de la catedral, bajo los acordes de la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Columna de Daimiel. 

La solemnidad de la procesión del Entierro domina la noche

En el paso, que avanzaba sobre los pies de 34 costaleros dirigidos por José María Pastor, destacaba el monte de flores rojas y el estreno del dorado de uno de los laterales (el izquierdo) del canasto del paso.

Por detrás del Cristo de la Piedad se incorporó a la procesión, desde su lugar de salida en la ermita de Los Remedios la la Hermandad del Cristo del Amor, cuyo capillo blanco y cordón dorado contrasta con la oscuridad de las túnicas.

El imponente paso que representa el momento del descendimiento, obra de Luis María Pérez destacaba en la noche, su marcha, a las órdenes de Jesús Torres, estaba marcada por los pies de 48 costaleros. Por delante, un trío de música de capilla marca la solemnidad del avance, mientras que por detrás del paso avanzaban los integrantes de la Coral Polifónica de Ciudad Real.

La solemnidad de la procesión del Entierro domina la noche

La Hermandad de la Virgen de las Angustias, acompañada por una nutrida representación de fuerzas de Policía y militares, en consonancia a su origen histórica, formó una larga comitiva que hizo que el final de su discurrir por la calle del Prado coincidiera con la salida desde la catedral del Ave María. 

El conjunto escultórico muestra el dolor de María al acoger en su regazo el cuerpo de su hijo muerto en la cruz ya vacía que preside toda la composición.

El negro riguroso de las Angustias, se acentúa con el fajín de pita y los cirios oscuros que portan los hermanos, así como el paso mesurado de las damas con mantilla que también forman en el cortejo.

La solemnidad de la procesión del Entierro domina la noche - Foto: Fotos Rueda Villaverde

La Hermandad, con sede canónica en la iglesia de La Merced marchaba acompañada por la Banda de Música de Puertollano.

La misma solemnidad representaba el discurrir de la Hermandad del Santo Sepulcro acompañado además por los acordes de un cuarteto de música de capilla. Si la escultura de Castillo Lastrucci ya es de por sí imponente, la nueva iluminación que se estrenaba este Viernes Santo acentúa esos rasgos.

Antes de que terminará de pasar el Sepulcro por el paseo del Prado, muchos de los espectadores habían cambiado ya su posición para orientarse hacia la catedral y ver así el avancen de la hermandad del Ave María, que en esta procesión en la que impera el uso del color negro, destaca por sus túnicas blancas con capillo negro.

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Pero la devoción de los espectadores se dirigía especialmente hacia la imagen tallada por Castillo Lastrucci, que ayer estrenaba un nuevo tocado y pañuelo.