"Si hay agua al Segura, ¿por qué para mantener las Tablas?"

R.Ch.
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Entrevista con Salvador Ssánchez, investigador del CSIC y promotor del manifiesto firmado por más de 500 científicos y profesores universitarios que piden medidas para recuperar el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel

"Si hay agua al Segura, ¿por qué para mantener las Tablas?" - Foto: Juan Lázaro

¿Es ahora o nunca para Las Tablas?

Sí, es ahora o nunca para Las Tablas. Desgraciadamente. Es ahora o nunca porque la situación que arrastra el ecosistema empieza a ser irreversible. Hasta ahora ha tenido la capacidad de regenerarse en los momentos en los que ha tenido agua, agua de calidad, pero a medida que van pasando los años, la memoria, por así decirlo del ecosistema se va perdiendo, y va a ser mucho más difícil que pueda recuperar esa capacidad de mantener los procesos básicos del ecosistema, los procesos ecológicos. Creo que estamos en un periodo decisivo, porque las perspectivas climatológicas o meteorológicas no son halagüeñas. Acumulamos otro año más en el que llueve alrededor de la media o un poquito por debajo y la fuente principal, que es el acuífero, empieza a ser limitada. De aquí a cinco años o planteamos una solución o es ahora o nunca. Luego es muy probable que el ecosistema ya no responda.

¿Cuál es el riesgo entonces al que se enfrentan Las Tablas?

"Si hay agua al Segura, ¿por qué para mantener las Tablas?" - Foto: Juan Lázaro

Las Tablas de hoy día es un ecosistema completamente distinto al que era hace 50 años. Toda la problemática ambiental se viene arrastrando desde los años 80, cuando se detectó realmente que había un problema hídrico importante. Ahora tenemos un problema de inundación de agua y, sobre todo, que el entorno sigue con la misma línea que estaba hasta ahora, con una proliferación de cultivos, muchos con goteo, mucho más eficiente, pero se ha incrementado o se mantiene el volumen de agua que se extrae del acuífero para el riego. Y nos encontramos con que los ríos son inexistentes, no hay ríos porque dependen de la aportación del acuífero y como el acuífero no puede aportar absolutamente nada, pues no hay ríos. Así que el ecosistema de Las Tablas depende del agua que llega a través del río Gigüela que está desaparecido, es un río fantasma. Todo esto se va acumulando y llevamos aproximadamente ocho años en los que El Tablazo está completamente seco, que es la parte más extensa que le da nombre al ecosistema de Las Tablas, con unos periodos de sequía mucho más prolongados. Es un problema que está enquistado y no se solucionará si no pensamos en actuar ya, a corto plazo y luego plantear otras alternativas a más largo plazo, que eso es importante también.

¿Actuar ya implica utilizar el agua del Tajo?

Eso es lo primero y no queda otra solución. Ninguno de los que ha firmado el manifiesto somos partidarios de los trasvases. Son algo excepcional, pero esta situación lleva siendo excepcional muchos años y entendemos que no hay otra solución, no hay otra fuente de agua disponible para utilizarse. Además, el parque lo tiene asegurado por ley, dentro del plan Rector de Uso y Gestión, en las actuaciones para la protección está una que tiene que ver con los recursos hídricos, que tiene que asegurar recursos en cantidad y calidad suficiente para mantener los valores del ecosistema y su funcionamiento y eso, obviamente, está considerado dentro de las aportaciones regulares del acueducto Tajo-Segura mientras se recupera la funcionalidad hidrológica. Pero vemos que eso no ocurre. No queda más remedio que utilizar esa alternativa que tiene aprobada por ley para mantener el funcionamiento del ecosistema. Y mientras, habrá que ir buscando una alternativa a largo plazo de un modelo de gestión diferente del que tenemos. El que tenemos no funciona. Ya está demostrado, ni va a mantener la agricultura a largo plazo ni va a mantener los ecosistemas de La Mancha húmeda, que es una reserva de la biosfera, no es cualquier sitio. Hay que plantearse de nuevo otro sistema, otro modelo de gestión diferente.

Un modelo diferente agrícola...

Habrá que darle un repaso a cómo está actuando el sector agropecuario y cuáles son los objetivos que debe cumplir ese sector, que entiendo que es un sector importante en la región, nadie lo discute, pero habrá que pensar y plantearse que no es un sector que tenga capacidad de mantenerse a largo plazo. Cuando eso se consiga, obviamente, no es necesario utilizar los aportes externos, habrá que utilizar los internos, los que generen de manera neutral el acuífero o los que puedan extraer desde el acuífero, pero mientras, no queda otra solución. La batería de pozos que alimenta el parque en la actualidad y mantiene humectada la zona donde pueden generarse más incendios de turba, no es suficiente para mantener una inundación más allá de la que tenemos actualmente. Y eso no es suficiente. Y no puede haber más agua porque no hay capacidad para poder bombear más. Nuestra opinión es que no queda otra solución que aprovechar el trasvase del acueducto de Tajo Segura y mandar agua, ya sea por el trasvase o por la tubería y que mantenga una inundación razonable.

¿Qué es una inundación razonable para usted? ¿Cuánta agua necesitan Las Tablas?

Por ley debe tener un mínimo de 1.400 hectáreas inundadas a comienzos de la primavera y debe llegar a 600 hectáreas a finales del verano. No se ha cumplido en ningún año. Es decir, se ha establecido el plan de uso y gestión del parque. 17 hectómetros cúbicos es la cantidad máxima que consideramos que es el volumen que hemos estimado, en los espacios de balance hídrico del humedal, pero a lo mejor no es necesario mandar los 17. Se puede mandar menos, pero necesitamos mantener esa superficie inundada por encima de las 1.000 hectáreas durante la primavera para que a finales del verano lleguemos a una situación hídrica razonable, por debajo, alrededor de 500-400 hectáreas. No queda otra alternativa que utilizar el agua que aporta el Tajo. Siempre que sea posible, obviamente. Si no hay agua en la Cuenca, en el Alto Tajo, o no hay agua suficiente para mantener los caudales ecológicos en esa región, no se puede utilizar. Entendemos también esas limitantes. Pero si se está haciendo para mandar agua a la agricultura, a la región del Segura, ¿por qué no se va a mandar una cantidad tan pequeña para mantener el ecosistema?

Las organizaciones conservacionistas han mostrado su rechazo a un trasvase para mantener lo que dicen es ya un estanque artificial.

Que digan cuáles son las soluciones. Una de las que dicen es dejar estar al parque o aplicar el artículo 155. La realidad es que no están de acuerdo con el trasvase, igual que no lo estamos nosotros, pero entendemos que es una aportación necesaria. ¿Qué es un estanque artificial Las Tablas? Creo que desconocen bastante cómo funcionan los humedales en la península Ibérica y en gran parte del mundo. La política ambiental que ha existido en este país y en casi todos los países del mundo ha sido hacia el deterioro de los humedales. Todos tienen influencia de la actividad humana de alguna forma y obviamente no queda otra solución que la decisión política de la gestión. Si yo consumo agua o doy agua a un cierto sector y se lo estoy retrayendo a otro y en un momento determinado tendré que cambiar esa política.

¿Por qué son importantes las Tablas?

Estamos hablando de un ecosistema que tiene un valor importante, tiene una biodiversidad importante todavía y tiene una cantidad de procesos que son fundamentales para la humanidad, como por ejemplo la captura de carbono de la atmósfera, que es algo que parece menor, pero tiene mucha importancia de cara a su contribución en la mitigación del cambio climático o el control de los virus, por ejemplo, y bacterias a través de una red trófica estable que limita las pandemias. Eso que hemos visto que puede ocurrir lo hacen los ecosistemas y esto no es un estanque, estamos hablando de un sistema ecológico muy complejo, con muchas interacciones, con muchos organismos y que simplemente necesita agua para mantener vivos sus procesos. Nadie de los que firmamos el manifiesto estamos a favor de los trasvases, pero entendemos que en la situación actual del humedal no queda otra alternativa.

En su escrito hablan de la falta de voluntad política. ¿Ese es el gran motivo de esta situación actual de Las Tablas?

Sí. Es el gran problema de Las Tablas desde hace 30 años. Desde entonces se le han puesto parches, pero la realidad es que todos los políticos, a medida que van pasando los años, se ponen de perfil. El gobierno central considera complicada la actuación en Las Tablas porque hay parte de esa actuación que no la puede regular, como es, por ejemplo, las actividades agrícolas. Aunque tiene el control sobre las cuentas geográficas, el Ministerio de Medio Ambiente tampoco tiene demasiado interés en resolver la situación. La Junta de Castilla-La Mancha, obviamente, no tiene todavía capacidad legal para actuar sobre el ecosistema, con lo cual todos los políticos están un poco de perfil y no tienen intención de actuar. Pero hay que plantearse lo que está ocurriendo en Las Tablas y habrá que tomar una decisión política. Porque al final las decisiones son políticas. El que se cambie el modelo agrícola dependerá de cómo sea la política agrícola que se marque. Igual que la política ambiental, también dependerá mucho de qué actitud se tome frente a la conservación y al mantenimiento de los ecosistemas y su restauración. Es un problema de decisión política.

Cuando llueve parece que Las Tablas desaparecen de esa agenda política y cabe pensar que estamos ante un problema cíclico. Que si llueve, como hace una década, el acuífero se recarga y manan Los Ojos, por ejemplo, ¿no cree?

Ha habido momentos de bonanza hidrológica en el entorno, por buenas precipitaciones, ha tenido mucha agua y en ese momento nos olvidamos de nuevo del ecosistema y vuelve a ser otro problema recurrente en los pasados años. Todo es cíclico, pero el agua que brotó en Los Ojos no lo hizo con el mismo funcionamiento que existía antes de que se secaran en los años 80, fue algo diferente, pero que brotara el agua de Los Ojos y volvieran a secarse después de más de 30 años sin brotar es otro síntoma más de lo que está pasando en esta región con el agua. Se consigue recuperar parte del acuífero, los niveles del acuífero son considerables y volvemos a tener el problema cinco u ocho años después. De nuevo nos damos cuenta de que el aprovechamiento del agua que se está haciendo es erróneo y el problema es que los ciclos de sequía son mucho más prolongados y la distancia entre los periodos en los que hay un exceso de lluvia se va alargando y, por otro lado, que al alargarse esa distancia se incrementa mucho más el periodo de sequía. ¿Qué ocurría hace 50 años? En esos periodos de sequía el ecosistema se mantenía, porque el acuífero tenía una reserva de agua suficiente como para mantener inundado una superficie considerable del humedal. Como el acuífero está desaparecido y sin aportaciones de agua superficial, desaparece. Ese es el inconveniente que tenemos en estos momentos de esta actividad cíclica, que está siendo cada vez más irregular y con una mayor duración de los periodos secos.

¿Cómo se puede plantear un modelo de gestión diferente con las necesidades agrícolas de la zona? 

Ahí está la gran pregunta, cómo hacer compatible la agricultura actual con la conservación y la recuperación del acuífero. Creo que cualquiera se da cuenta de que esto es imposible. No porque ya las estaciones de agua para agricultura se hayan cargado en los humedales, sino porque dentro de unos años tampoco habrá agua para la agricultura. Las necesidades de agua del sector agrícola habrá que revisarlas y habrá que revisar qué tipo de agricultura se está haciendo en La Mancha y si merece la pena o es sostenible o es factible. Nadie dice que se deje la agricultura, que se abandone. Lo que estamos diciendo es que habrá que buscar una agricultura completamente diferente de la que se hace ahora, porque no hay suficiente dotación de agua para la agricultura. Y la agricultura no puede ser la causante de la situación actual de los humedales de La Mancha húmeda. Creemos que hay que darle una vuelta de tuerca a este modelo de gestión porque es insostenible a medio y largo plazo.


 

El presidente de la Confederación del Guadiana mostraba estos días su esperanza en el Plan del Guadiana para intentar recuperar ríos y acuíferos. No sé si es tan optimista usted...

Siempre que se plantea hacer un nuevo plan, siempre hay que ser optimista. Pero ya hubo un plan del Alto Guadiana hace unos años y fue un fracaso. Ojalá se construyera un plan especial que permitiera, por lo menos, plantear todas estas cuestiones sobre la mesa y evaluarlas a medio y largo plazo. Y creo que la comunidad científica está a disposición de las autoridades para consultas. Pero es volver a lo mismo. Tenemos que incidir sobre el principal problema. Y el principal problema en la política del agua de La Mancha es la agricultura. Lo podemos llamar como lo queramos, pero es el principal problema. Ahora mismo, el conflicto con la conservación de los ecosistemas está desaparecido porque como no hay agua para los ecosistemas realmente, no hay ningún conflicto. El problema es que surgen voces de protesta, de decir ¿por qué no tenemos agua para los ecosistemas? Eso es lo que tendrían que pedir los grupos ecologistas regionales. ¿Dónde está el agua? ¿Dónde está el agua que se está llevando en otros sectores? El agua que tendría que estar aquí. ¿Dónde está? Hay que buscar recuperar esa agua que ha desaparecido. Un plan de gestión del Guadiana es necesario, y es necesario con otra visión diferente, por supuesto.

¿Confía en ver unas Tablas de Daimiel recuperadas en un futuro?

Sí, confiamos en ello. No las damos por perdidas, por eso hacemos esta actuación, para solicitar a las autoridades que den un paso al frente y digan si quieren conservarlas. Tenemos esperanza en que, por lo menos, el ecosistema tenga un funcionamiento, con la regularidad que se pueda, no podemos pedir tener 1.800 hectáreas inundadas todos los años, es inviable, pero sí por lo menos con una regularidad razonable que mantenga lo que llamamos la biocenosis, la conjunción de todos los procesos y organismos que se deberían dar al ecosistema durante todos los años. Confiamos en que eso pueda ocurrir. Ojalá los políticos y la sociedad sean conscientes de la situación, que el cambio ambiental global está encima y que es el momento de actuar para plantearse lo que queremos tener dentro de 25, 50 o 100 años, es el momento de hacerlo. Dentro de 10 años va a ser tarde y dentro de 20 ya ni te cuento, probablemente no haya nada que recuperar.