El Diocesano hace un mes de obispos

D. Farto
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El Museo situado en la planta baja del Palacio Obispal muestra los retratos de los 12 titulares del Priorato de las Órdenes Militares, once de ellos en dibujos de Antonio López Gutiérrez

El Museo Diocesano de Ciudad Real inicia el mes de octubre con una nueva obra del mes, en realidad, una pequeña exposición que ocupa una esquina de la sala 1, donde se han dispuestos los retratos realizados por el artista Antonio López Gutiérrez de los 11 obispos de la diócesis de Ciudad Real anteriores al actual, Gerardo Melgar, representado mediante una fotografía.

Las obras de López Gutiérrez son dibujos sobre papel que normalmente se exponen en la Sala Capitular de la catedral, donde quedaron depositadas en 2007, según detalla el informe elaborado por la responsable del museo, la historiadora de la Ana María Fernández Rivero.

En la documentación que acompaña el material expuesto se añade que López Gutiérrez realizó una amplia donación de obras en 1993, compuesta por 51 piezas que fueron recibidas por el obispo de entonces, Rafael Torija, y el que era director del Museo Diocesano, Antonio Ciudad. De aquel acto fueron testigos José González Lara y Bernardo Arias David.

Los retratos se han dispuesto a ambos lado de un panel doble en una esquina de la sala 1, junto al conjunto escultórico del Resucitado, de Joaquín García Donaire. En la parte interior del ángulo se encuentran los ocho obispos más antiguos, comenzando por Victoriano Guisasola, que fue quien estrenó la titularidad del priorato de las Órdenes Militares en 1877. Su territorio estaba formado por la agregación del de las órdenes militares a los que se sumaron otros de la archidiócesis de Toledo, todos ellos situados en lo que ya entonces era la provincia de Ciudad Real.

La elección de un nuevo obispo con sede en Ciudad Real fue una decisión del papa Pío IX tras una petición de Alfonso XII al inicio de su reinado y de la época conocida como de la Restauración. Por su condición de gran maestre de las órdenes militares, al monarca le correspondía la facultad de proponer al obispo-prior, que debía nombrar el pontífice.

Sin embargo, el territorio formaba el priorato de las órdenes militares y no tanto una diócesis, puesto que ésta no se constituyó hasta 1980 por una bula de Juan Pablo II, cuando su titular era Rafael Torija.

Los retratos que primero encontrará el visitante, además del de Victoriano Guisasola que ejerció como obispo de Ciudad Real de 1877 a 1882; son los de Antonio María de Cascajares, que permaneció dos años en la sede antes de su traslado a Calahorra; le sigue José María Rancés, que cubrió la vacante en 1886 hasta que en 1998 fue traslado a Cádiz. El primero obispo del siglo XX fue Casimiro Piñera, quien estuvo al frente del priorato entre 1899 y 1904. Su sucesor fue Remigio Gandásegui, quien permaneció en Ciudad Real desde 1905 hasta 1914, cuando pasó a ser el obispo de Segovia. De una duración similar fue el mandato de su sucesor, Javier Irastorza, que se alargó desde 1915 hasta 1922 antes de su traslado a Orihuela (Alicante). Le sucedió Narciso de Estenaga, el obispo mártir que permaneció en la sede desde 1922 hasta su asesinato en 1936.

Tras la Guerra Civil el priorato se recuperó en la persona de Emeterio Echevarría, que estuvo en Ciudad Real entre 1943 y 1954, cuando a su muerte llegó el momento de Juan Hervás, que se mantuvo durante 21 años, desde 1955 hasta 1976. Con el retrato de Juan Hervás se inicia la serie de obras situadas en la parte trasera del panel, que tiene continuidad en la figura de Rafael Torija (obispo de Ciudad Real desde 1976 hasta 2003, cuando le sucedió Antonio Algora, que renunció por edad en 2016, cuando accedió a la sede Gerardo Melgar quien por su condición de obispo actual, es el único que no dispone de un retrato personal dibujado, sino que se le muestra en una fotografía significativamente situada fuera del panel.