Una cuarta parte de los menores tiene sobrepeso

Hilario L. Muñoz
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Un estudio sitúa Ciudad Real bajo la media en cuanto al exceso de peso, pero marca la importancia de la educación nutricional para evitar problemas de salud futuros

La educación nutricional es una de las claves para afrontar el sobrepeso entre los jóvenes. - Foto: Reyes Martínez

El exceso de peso afecta a uno de cada cuatro menores ciudadrealeños y para uno de cada diez niños y adolescentes de la provincia, el sobrepeso se ha convertido en obesidad. Se trata de datos obtenidos por el Instituto de Salud Carlos III, que durante el desarrollo de su estudio sobre el COVID, a finales de 2020, hizo también un análisis de masas corporales, que ha publicado recientemente para buscar patrones que expliquen por geografía el exceso de peso de niños y adultos. Las cifras dejan a Ciudad Real por debajo de la media nacional, pero muestran que hay una gran diferencia entre los chicos, 34,5 por ciento con exceso de peso, y las chicas, 17,7 por ciento, la mitad.

Los mismos datos de diferencia entre sexos se dan si se diferencia entre sobrepeso, 20,6% en chicos y 10,8% en chicas, 16% en términos generales; y obesidad, que es la muestra de la enfermedad derivada de ese exceso de peso y que afecta a un 13,8 por ciento de los chicos y un siete por ciento de las chicas. Esta diferencia de sexos se da también en el caso contrario, con el 10,8 por ciento de los jóvenes con bajo peso, el mayor dato de España, y el 4,7 por ciento, de las ciudadrealeñas.

«La obesidad está ligada a la enfermedad cardiovascular y atrae muchos problemas», recordó el cardiólogo del hospital de Ciudad Real, Manuel Rayo, quien apuntó a que una obesidad puede implicar a futuro, diabetes, hipertensión arterial y enfermedad cerebrovascular. Rayo recordó que una de las claves que aporta el informe es que la diferencia entre regiones tiene que ver «con la capacidad económica de los distintos individuos» más que con la zona en la que viven. «Cuanto menos dinero tienes, la comida es de peor calidad» y, por ejemplo, se toma más bollería industrial y menos comida con una base de proteínas de calidad. Por este motivo, el también director de la clínica Cardiorreal señaló la importancia que tiene la educación y la importancia que medidas, como limitar la presencia de esa bollería o refrescos azucarados en los centros escolares, podrían tener. 

Un segundo aspecto clave en las cifras es que los jóvenes tienen una actividad tras el colegio que está «más orientada hacia el sedentarismo», como los ordenadores o el móvil, y no tanto con la actividad física en general. 

Para Rayo, aunque en el estudio del Carlos III también se expone que hay exceso de peso en la población adulta, 57,7 por ciento de los ciudadrealeños, con un 20,4 por ciento situados en la obesidad, el acento se debe poner en los jóvenes. «Lo importante son las nuevas generaciones, es donde tendría que ponerse el énfasis, para intentar que esta tendencia revierta de alguna manera», indicó Rayo, quien recordó que «más obesos infantiles significa más enfermedad cardiovascular, más gasto farmacéutico y más años de vida perdidos».

 

Necesidad de "educación sanitaria"

«Aunque yo el panorama lo veo negro, recomiendo educación sanitaria en todos los ámbitos: en el familiar, en el laboral y en el educativo», indicó el cardiólogo Manuel Rayo, de la Clínica Cardiorreal, como una de los posibles herramientas parta revertir esta situación en la que uno de cada cinco adultos tiene obesidad y uno de cada diez menores. La clave, indicó, es que se eduque a los niños y también a los padres, porque hay cuestiones que deberían conocer, aunque señaló que el problema viene derivado en ocasiones del precio de los alimentos. «Si cuesta menos tomar un refresco azucarado que el tomar un zumo, pues a lo mejor no tomamos el zumo» y, de ahí, parten algunos de los problemas señalados en el Instituto de Carlos III. Por este motivo, dijo que puede haber aspectos de tipo normativo, que limiten el acceso a ciertos productos en centros escolares o mediante condicionantes de impuestos. Hay que tener en cuenta, recordó, el coste que va a suponer estos problemas de obesidad al sistema sanitario, por una parte, por infartos o ictus, y lo que puede suponer implementar estas medidas en el corto plazo.