Marchante Flores, adiós a toda una vida en el arbitraje

Eduardo Gómez
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El colegiado alcazareño Alberto Marchante Flores se retira tras 22 años en activo, las 17 últimas temporadas en Tercera División

Alberto Marchante Flores, antes de un partido de esta temporada entre Villarrubia y Manchego. - Foto: Jesús García (Eñe Deporte TVI)

Alberto Marchante Flores (7-5-1988. Alcázar de San Juan) cierra esta temporada una etapa de 22 campañas en el arbitraje, las últimas 17 en Tercera División. Todo un clásico de la categoría que, a sus 35 años, ha decidido acabar un ciclo lastrado por las lesiones.

Sus compañeros del Comité Técnico de Árbitros de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha le despidieron en la reunión de balance de la temporada y el alcazareño admite que «no ha sido una decisión fácil, pero había que dejar paso a las nuevas generaciones».

Se va del fútbol y se queda «con muchos momentos buenos, que son casi todos», asegurando que lo más importante en estas más de dos décadas ha sido «la gente que conoces y el compañerismo. No todo es malo en el arbitraje», apunta. 

Marchante Flores (a la izquierda) recibe una placa de agradecimiento por parte de Cristian García, presidente del Comité Técnico de Árbitros.Marchante Flores (a la izquierda) recibe una placa de agradecimiento por parte de Cristian García, presidente del Comité Técnico de Árbitros. - Foto: FFCMDe hecho, anima a todos los niños y jóvenes que tengan esa inquietud a apuntarse y vivir el fútbol desde la perspectiva de un árbitro, que recuerda «es un deportista más. Somos una figura esencial sin la cual no habría fútbol», añade. Por ello, no entiende los insultos y las faltas de respeto que acaparan muchas de las noticias en torno a su colectivo.

Marchante Flores, antes del Conquense-Tarancón, su último partido en activo.
Marchante Flores, antes del Conquense-Tarancón, su último partido en activo. - Foto: FFCM
«Yo no he vivido esos momentos, pero sí notas que ahora la gente está más encima de ti. Si supieran todo el trabajo que hay detrás y nuestra dedicación se cambiarían muchas mentalidades», señala. Comenzó en el arbitraje a los 13 años y su pasión es tal que recalca que si volviera nacer «sería árbitro. Es algo que te llena mucho en lo deportivo y en lo personal». Deja la huella de su carácter dialogante, que él justifica en que «hay que transmitir tranquilidad porque en un partido todo el mundo está a muchas pulsaciones». En estos 22 años muchas cosas han cambiado y él resalta el trabajo con la base, de tal forma que los árbitros que empiezan ahora están mucho más formados y arropados. Echa la vista atrás y considera que todo ha merecido la pena. Por ello, se pone a disposición del Comité para transmitir su experiencia en lo que se necesite. Para él, este partido aún no ha concluido.