La divulgadora de referencia Elsa Punset tiene tiempo para todo y para todos. Mientras acaba de publicar su último libro, Fuertes, libres y nómadas (Destino, Barcelona 2020), escrito en plena pandemia, lanza también en formato audio (en Audible, de Amazon) un conjunto de consejos titulados Pequeñas revoluciones para crecer, con los que conseguir cambios positivos. Se trata, en ambos casos, de propuestas para conectar con nosotros mismos y revolucionar la vida.
Parece que la pandemia le ha obligado a hacer un punto y aparte. Nuevo libro y nuevo proyecto multimedia.
Por increíble que pudiera parecernos hace medio año, en marzo, se paró la vida. Yo estaba inmersa en multitud de tareas y se detuvieron. Por eso decidí escribir Fuertes, libre y nómadas, como una guía que nos acompañe en la búsqueda de nuestra conciencia. En cuanto al podcast se trata de un modelo ágil y divertido que se adapta a la vida del oyente, es una gran ventaja.
¿Nos hemos vuelto más pesimistas y temerosos a causa de la crisis? ¿Dónde hemos dejado nuestra capacidad de adaptación?
Creo que es muy importante que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Cuál es la época que elegirías para nacer si pudieras decidir una? Es evidente que esta. Desde el punto de vista de la riqueza existente, alfabetización, tecnología, vacunación, sanidad... Da igual por donde se mire, se trata de una época excepcional, pero qué es lo que nos pasa, pues que somos seres humanos metidos en una sociedad excepcional pero con un cerebro que lleva 40.000 años haciendo las cosas de una determinada manera. Es decir, es un cerebro programado para sobrevivir que exagera lo negativo; por eso todos lo pesimistas que están ahí fuera son personas con un sesgo negativo que tienden a pensar que el mundo está peor de lo que está y que pueden poco o nada para arreglarlo. Mis propuestas nos ayudan a bucear en esta caja negra del cerebro y entendernos a nosotros mismos.
¿Cuál es la huella que va a dejar la pandemia en la Historia del ser humano?
Si miras históricamente qué impacto tiene en la Humanidad las grandes catástrofes, si hablamos de guerras, derrocamientos de Estados, pandemias, siempre salimos más fuertes. Pero se tardará 50, 60 o 70 años en ver esa mejora. El ser humano siempre habla en términos no geológicos, cortoplacistas, y en estos lapsos no se aprecian los verdaderos cambios. Pero gracias a las grandes catástrofes, los humanos acaban teniendo mayor igualdad y muchas más mejoras.
¿Cuáles son esas pequeñas píldoras de felicidad que sirvan para tomar conciencia y revolucionar la vida?
No creo que la felicidad, entendida como placer, sea el camino final. La felicidad es encontrar un propósito, y una cosa que ofrece mucha felicidad, por ejemplo, es ayudar a los demás. Precisamente, una de las acciones más llamativas de la pandemia fue esa oleada de voluntariado que hubo en el mundo, más de 14 millones. ¿Qué nos hace felices? Pues la naturaleza, la compañía humana...
¿Qué déficits y posibles mejoras detecta como sociedad?
Hay que transformar la ciudadanía en una verdadera sociedad que pone la ayuda en el centro. No lo hemos hecho hasta ahora.
¿Cómo observa una filósofa el mundo político?
El sistema político es en sí perverso, porque no puedes elegir directamente a tus representantes. Es el partido político el que impone a sus personas.
¿Qué fortalezas destacaría de las nuevas generaciones?
Los jóvenes actuales son personas que tienen una forma de actuar muy de manos a la obra, es decir, no están interesados en la competitividad, en la pelea o en la ideología como las generaciones pasadas y lo que quieren es aprender a hacer cosas nuevas constantemente.
En ese sentido, creo que ganamos. Ganamos en frescura, ganamos en ir al fondo de las cosas y no tanto en peleas estériles.
¿Qué mensaje les mandaría?
Que no renuncien a un mundo verde, valiente, tecnológico y humano, que no caigan en el cinismo, en la resignación.