Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


El Real Madrid traspasa fronteras

23/05/2023

El Real Madrid traspasa fronteras, esta vez en la ciudad de Kaunas, donde conquistó la Euroliga. En una de las letras que en los prolegómenos de los partidos se cantan en el Bernabéu: «...historia que tú hiciste, historia por hacer», es el pasado y el porvenir que aguardan porqué el Real, ya sea de fútbol o de baloncesto, es incansable en sus conquistas. En la tarde del pasado domingo alzó la undécima copa, con una supercanasta del todopoderoso Sergio Llull cuando faltaban tres segundos de partido y el Olympiakos se relamía de gusto, porque ya veía en sus vitrinas el entorchado por el que habían luchado afanosamente. El último 'milagro' se consumó. Así lo confesaba el citado jugador:«El entrenador me dio la consigna de que efectuara el último tiro a canasta que supuso la victoria porque el equipo cree en mí». Pese a que el equipo griego estaba advertido de cómo jugaba el Real Madrid, «sabemos cómo ataca el equipo blanco y el impacto que tiene Tavares en su juego», no fue suficiente.  Frente al Mónaco les tocó remontar. El club griego contó con  1.500 hinchas más en las gradas que el  Real Madrid, que para llegar a la Final Four jugó una histórica y heroica semifinal frente al Partizán. Nadie hasta la fecha  había remontado un 0-2. El  entrenador. Chus Mateo, declaró: «Todos le hubieran dado el balón a él, ha sido un cuento de hadas». Por su parte, Florentino Pérez presidente, dijo: «Hacemos cosas que parecen imposibles y  no es casualidad». 

Y mientras esto ocurría, en Mestalla, en Valencia, el equipo de fútbol pasaba un calvario por cuenta de un cerril espectador que dirigió, desde la grada, gestos racistas a Vinicius, jugador que lleva aguantando muchos partidos cargados de improperios y patadas en la Liga. Vio una tarjeta roja en una tremenda bronca final. Ayer, los telediarios e informativos, sobre todo aquí, en España, abrieron con la bronca ocurrida en Valencia. No hay derecho que en los graderíos de los estadios los cerriles de siempre den la tabarra a uno de los jugadores más artistas qué tenemos. El domingo pasado se vieron algaradas y broncas que sobrepasan las reglas primarias del fútbol. Estoy hablando de los jugadores que estaban en el campo. Los responsables de la programación televisiva hacen bien cuando desvían el foco de las imágenes cuando salta un espectador al terreno de juego y acuden los agentes de seguridad tras él para atraparlo. Lo mismo debería suceder cuando ocurren esas virulentas disputas entre jugadores, que son para los chavales auténticos ídolos. La prueba está en  las camisetas que lucen con su nombre y  colores del equipo de sus amores. Todo ello con afán educador. Y en esas estamos.