Tras la salida del presidente Hosni Mubarak, Egipto debía iniciar una nueva fase. Así lo prometieron generales y partidos políticos, pero ahora parece que les cuesta respetar las reglas de juego democrático. Los Hermanos Musulmanes constituyen la mayor facción parlamentaria y el presidente del país procede de sus filas. Pero el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y la Justicia quieren recortar su poder. La lucha por las competencias ocupa actualmente a varios tribunales, mientras la población observa enojada lo que ocurre.
¿Por qué el Constitucional decide ahora disolver el Parlamento? El Tribunal considera que la designación de la Cámara quedó anulada porque hubo afiliados a un partido que optaron a los escaños de elección directa, reservados a los independientes. En un principio, nada se puede objetar a esta evaluación. Sin embargo, lo que resulta sospechoso es el momento escogido para anunciar el fallo: poco antes de que la Junta Militar tuviese que entregar sus competencias al nuevo presidente del país, Mohamed Mursi.
¿Por qué sirve ese fallo? El Consejo de las Fuerzas Armadas disolvió el Parlamento, donde los partidos islamistas tienen mayoría, tras conocer la sentencia de la Corte, y asumió las competencias del Legislativo. Esto permite a los generales limitar el poder de los políticos. Muchos observadores estiman que los Hermanos Musulmanes y el partido radical islamista de los salafistas obtendrían peores resultados en unos nuevos comicios que los logrados en las primeras elecciones postMubarak.
¿Están colaborando los jueces con la cúpula castrense? Todos los magistrados del Constitucional fueron nombrados por el exmandatario. Pero no todos los jueces están dispuestos a cumplir con los deseos de los militares ni se les puede considerar como parte del viejo régimen. Ya en tiempos de Mubarak, hubo togados que insistieron en su independencia, lo que en ocasiones condujo a enfrentamientos con el régimen.
¿Qué poder tiene el presidente? Según la Constitución aún vigente, que tras la caída del expresidente solo se ha enmendado en algunos puntos, Mursi tiene potestad para nombrar un Gobierno. Y así lo hará en los próximos días. El dirigente desempeña, además, un papel importante en la política exterior. El jefe del Estado, a diferencia de su predecesor, no puede declarar la guerra a otro país. El Consejo dispuso por decreto poco antes de que asumiera el cargo que antes de tomar ese paso tiene que pedir permiso a la Junta Militar.
¿Y la Junta Militar? Las Fuerzas Armadas han mantenido su poder hasta la fecha por el papel de los oficiales libres en el derrocamiento del rey Faruk, en 1952. El imperio de empresas que controlan los uniformados en términos generales no está bajo supervisión del Gobierno. Hasta la entrada en vigor de la nueva Constitución y la asunción del nuevo Parlamento, los militares tienen, además, un papel en el proceso legislativo.
¿Puede un presidente eliminar un fallo del Constitucional? Varios jueces criticaron el decreto con el que Mursi quiso reinstaurar el Parlamento, por considerar que se trata de una «violación contra el principio de la división de poderes».
¿Tiene Mursi alguna posibilidad contra los generales? Los Hermanos Musulmanes han demostrado que son capaces de organizar protestas y movilizar en poco tiempo a numerosas personas. Pero su posición se ve debilitada debido a que muchos ciudadanos no ven el actual conflicto como un enfrentamiento entre políticos democráticos y militares, sino como una lucha de poder entre islamistas y uniformados.
¿Qué sucederá ahora? Hay varios escenarios posibles: cuando el Tribunal de Casación decida sobre si los diputados pueden reanudar su trabajo a pesar de la decisión del Constitucional, Mursi podría intentar ejercer de árbitro entre ambas cortes. Pero si el primero declara que no le compete pronunciarse sobre este asunto, habrá que lograr un compromiso político o, incluso, celebrar elecciones otra vez.