Que la leche materna es lo mejor para el bebé es una evidencia que ahora nadie discute. Que las mayoría de las madres tienen la decisión de dar el pecho los primeros meses de vida es una realidad que está ahí. Que muchas fracasan por falta de apoyo también lo es.
«Tan buena madre es la que da el pecho, como la que da el biberón de fórmula; todas vamos en el mismo barco, lo que nos importa es el bienestar de nuestros hijos», subraya de antemano Bene Cutanda, matrona y consultora de lactancia certificada (IBCLC), una de las seis que hay en Castilla-La Mancha y la única de Albacete. No se trata de abrir una guerra entre la teta y el biberón, todo lo contrario, lo que se busca -insiste esta profesional- es que las madres bien informadas decidan sin presiones y en libertad como quieren alimentar a sus hijos.
«La lactancia pertenece a la madre y se debe respetar su decisión. Lo deseable, aunque muchas veces no es así, es que esa decisión fuera informada, preferiblemente desde el embarazo. Muchas mujeres deciden no amamantar porque piensan que no hay diferencia entre la leche materna y la leche de fórmula, o que dar el pecho es algo difícil, o doloroso o esclavo…. y no conocen los riesgos que comporta no amamantar tanto para ella como para su bebé y para la sociedad en general».
Y aquí los profesionales de la salud juegan un papel muy importante que no siempre están a la altura de desempeñar, porque si algo echan en falta las madres lactantes que sufren alguna complicación sobre todo en los primeros días es la falta de formación adecuada sobre lactancia en algunos sanitarios, «es la asignatura pendiente», proclama Lidia Arnal, presidenta del grupo de apoyo a la lactancia Dame Teta, que ayer salió a la calle para festejar la Semana de la Lactancia.
Aún siendo un acto de lo más natural, dar el pecho también tiene algo de aprendido. Y las madres de ahora se quedaron sin ‘maestras’, sin referentes, porque sus madres, las que ahora son abuelas, provienen de la llamada generación biberón. Aquellas madres son las que ahora dicen a sus hijas ante cualquier complicación con la teta, «yo os crié con biberón y mira qué grande estáis».
En los años 50, pero sobre todo en los 70, con la incorporación masiva de la mujer al trabajo remunerado y el avance de la comercialización de las leches artificiales una vez que se logró la fórmula para imitar a la materna, la lactancia artificial fue ganando terreno. «Con las primeras leches morían muchos niños, pero después se mejoró mucho y la fórmula se percibía como un avance científico que ofrecía la mejor alternativa para criar a un hijo, un signo de modernidad que junto al biberón permitía la liberación de la mujer», relata Bene.
Llegó un momento en el que a nivel científico se dio casi más valor al hecho de conocer los ingredientes de aquella fórmula, que a la leche materna en sí. Tanto es así, que en las últimas décadas se han realizado numerosos estudios para reforzar las ventajas que tiene la lactancia materna como alimento. «Cada vez hay más evidencias científicas sobre sus bondades, tanto médicas como en el desarrollo neurológico del bebé a corto y largo plazo», recalca esta experta en lactancia, que subraya el papel tan importante que deben jugar las sociedades científicas y los profesionales de la salud del área materno infantil.
En España cerca del 80% de mujeres comienza dando el pecho, un 44% continúa haciéndolo en exclusiva a los tres meses y solo un 40% lo hace a los seis meses, ya sea de forma exclusiva o mixta.
Muchas madres, quizás la mayoría, dan el pecho sin problemas desde el primer día. Otras sin embargo se enfrentan a dificultades o simplemente tienen dudas que los contradictorios mensajes que reciben en nada ayudan. Son esos casos en los que a una recién parida alguien le dice que el pecho se debe dar a demanda, es decir, siempre que el bebé lo pida, y al rato otro profesional le dice que mejor la teta cada tres y diez minutos en cada pecho. Quien aconseja dar el pecho con restricciones horarias, explica Bene, es que no conoce la fisiología de la lactancia; es más, estas limitaciones generan dificultades, porque si el niño no succiona lo suficiente, la madre no producirá la leche que él necesita.
«Estos mensajes sumen a la madre en un mar de confusiones y no sabe a qué atenerse», lamenta Bene, de ahí la importancia de que todos los profesionales estén formados en las últimas evidencias científicas, «que todos emitamos el mismo mensaje actualizado».
Antes, estas dudas e inseguridades las resolvía el grupo de apoyo de la madre, «la abuela, la tía o la vecina, que ya había dado de mamar», pero ahora se cría mucho más en soledad, las familias no son tan extensas y estos referentes se han perdido. Es en este contexto en el que han surgido grupos de apoyo a la lactancia como Dame Teta, que se creó hace 11 años y que mantiene una intensa actividad. Son grupos de madres que se ofrecen una ayuda mutua; que sí, empiezan uniéndose para afianzar esta forma de alimentar a sus bebés, pero terminan convirtiéndose en foros de crianza.
La incorporación al trabajo también supone para muchas madres un obstáculo para continuar dando el pecho. La OMS aconseja dar el pecho en exclusiva los seis primeros meses de vida, sin embargo, en España la baja de maternidad solo es de 16 semanas. Ampliar el permiso remunerado por maternidad es una de las reivindicaciones de este colectivo. Tanto es así, que este año el lema de la Semana Mundial de la Lactancia va en este sentido, Amamantar y trabajar, ¡logremos que sea posible!. Algo en lo que se deben implicar todos, las empresas las primeras, «se ha comprobado que las madres que amamantan a sus hijos tienen menos ausencias por enfermedad de los mismos, porque tienen menos problemas de salud».
Los estudios realizados, detalla Bene, han concluido que los niños amamantados tienen menos riesgos de infecciones, sufren menos obesidad en la vida adulta, menos diabetes tipo 1 y menos alergias. La madre también se beneficia, la lactancia incluso protege de algunos tipos de cáncer ovárico y de mama.