Más usuarios y más préstamos en la biblioteca Ana de Castro

Ana Pobes
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La nueva directora, Mari Francis Marqués, muestra su satisfacción por estos datos que reflejan que la biblioteca de Valdepeñas «tiene bastante vida y va por el buen camino»

La Biblioteca Municipal Ana de Castro de Valdepeñas cuenta con 8.586 usuarios, una cifra que ha ido aumentando desde 2011, año en el que se trasladó a su actual ubicación, el Centro Cultural La Confianza, y entró a formar parte de la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha. Así, el año pasado, un total de 514 personas se convirtieron en nuevos usuarios, frente a los 321 del año anterior, lo que significa 193 más de un año a otro. Datos que demuestran que «corren buenos tiempos para la lectura y la biblioteca», comenta Mari Francis Marqués, quien desde hace tan solo unas semanas está al frente de la dirección. 

Pero la biblioteca no solo ha crecido en usuarios, también lo ha hecho en préstamos, ya que en 2022 se cerró con 23.651, lo que supone 96 préstamos diarios y un 30,4 por ciento más en comparación con 2021, en el que se realizaron 18.129. En este sentido, Marqués señala que estos datos demuestran que «hay un repunte en el uso y en el interés por el uso de este servicio». «Estoy contenta con la progresión, y creo que es una biblioteca que tiene bastante vida», señala. Entre los autores más solicitados, el sociólogo y escritor Luis Moreno. 

Marqués, en declaraciones a La Tribuna, recuerda además que la biblioteca cuenta con 40.000 volúmenes de diferentes estilos. Una cifra, apunta, que también va aumentando cada año gracias a la aportación económica del Ayuntamiento de Valdepeñas. 

«La biblioteca tiene una financiación exclusiva municipal para nuevas adquisiciones», subraya. Este año, la aportación del Ayuntamiento ha sido de más de 13.000 euros para libros y publicaciones periódicas. 

Mari Francis Marqués lleva trabajando en la biblioteca desde 1999, año en el que entró como técnica bibliotecaria, aunque hace unos meses se convirtió en la nueva directora tras la jubilación de su antecesora. En aquella época, recuerda, el mayor de los retos fue la digitalización. «Se pasó de las fichas y ficheros en papel a ofrecer un servicio informatizado», y eso, señala, supuso «un reto muy importante» para todas las bibliotecas municipales, especialmente para las de los pueblos más pequeños y con poco personal. En el caso de Valdepeñas se contaba con dos personas (administrativo y bibliotecario). Pero a pesar de todo, «se consiguió una conexión más accesible y se multiplicó las posibilidades de atención al usuario con medios informáticos», argumentó la nueva directora. 

A partir de entonces, continúa, se acontecieron importantes cambios. Así, por ejemplo, en el año 2000 se produjo un cambio de concepto de la biblioteca con la llegada de CD, DVD, ordenadores con acceso a internet y pantallas de televisión y el bibliotecario pasó a tener la función de «mediador y facilitador del acceso a las ofertas, que no paraban de crecer. Se convirtieron realmente en difusores de la cultura a todos los niveles». 

Después, en la década de 2010 se empezó a hablar del 2.0, tecnología a la que también se sumaron las bibliotecas, que «empezaron a ofrecer sus servicios a través de internet». «Se convierten en interactivas», señala, al tiempo que aclara que el cambio «más revolucionario» es el hecho de que todos esos «malos augurios que pesaban sobre la biblioteca y el libro en general han fracasado». «Las nuevas tecnologías no han supuesto ninguna amenaza real, sino todo lo contrario, se han convertido en un gran aliado para la lectura y las bibliotecas», sentenció. En este sentido, la nueva directora de la biblioteca resalta los influencers del libro, los foros y comunidades de lectores, y los blogs del mundo literario, sin olvidar los booktubers y otras redes sociales. «La esencia sigue siendo la misma; compartir lo que se lee», declara. 

En cuanto a los próximos retos que se ha propuesto Marqués para su nuevo mandato se encuentra seguir haciendo el buen trabajo que hace la biblioteca, así como propiciar encuentros placenteros entre los usuarios y los libros e intentar captar a la gente, principalmente de sectores desfavorecidos que se pueden quedar fuera de esta comunidad, es decir, «llegar a esas personas que no tienen tan fácil el acceso a la biblioteca por distintas circunstancias».