Entre el fútbol, Dios y el rock

D. García (Dpa) / gniewino
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Slaven Bilic dirige a croacia desde 2006

Entre el fútbol, Dios y el rock - Foto: REUTERS

Los estigmas de Zlatko Sudac fascinan a Slaven Bilic, amante del rock duro, ferviente católico y seleccionador de fútbol de Croacia, último obstáculo de España mañana para acceder a los cuartos de final de la Eurocopa. «Surgieron de una forma que la ciencia médica no puede explicar», concluyó El Vaticano la investigación de los estigmas de Sudac, que ha sacado rendimiento a sus heridas, entre ellas una cruz en la frente y llagas en los dedos. El sacerdote es un gurú famoso en el país balcánico que da seminarios, tiene página web y cuenta con miles de seguidores. Entre ellos, Bilic.

Se especula en el combinado rojiblanco con que Sudac acuda a la Eurocopa para bendecir al equipo, por lo que el estigmatizado personaje podría convertirse para España en una amenaza mayor que el centrocampista Luka Modric.

Además de la corbata desanudada y un gorro de lana para protegerse del frío, Bilic lleva en el banquillo un rosario de Lourdes y una imagen del Papa Juan Pablo II.

El peculiar técnico, de 43 años, es sin duda un hombre de fe. «Suiza demostró que se puede derrotar a España. Puede pasar», declaró antes de acudir a Polonia. Pero aún no sabe cuál es la manera de jugarle a la campeona de Europa y del mundo. «He visto cómo diferentes escuadras plantean diferentes tácticas. Algunos le presionan arriba. Otros esperan en el medio del campo como en un partido normal. Y algunos se encierran atrás», explicó.

«En la mayoría de los casos, de alguna forma, la ‘roja’ siempre encuentra la manera de romper cualquier sistema. Desafortunadamente», agregó. «Nadie jugó tan bonito, tan precioso como el bloque de Vicente del Bosque», alabó Bilic, devoto también de España, ante la que se juega pasar a cuartos de final.

Un empate a dos o más goles clasificaría a la ‘roja’ y a su selección. Italia teme, pero Bilic es un hombre de moral. «Pensar así es un insulto a mi persona, a mis jugadores y a mi país. Somos croatas y somos feroces», zanjó con esa mirada que algunos comparan con la de Jack Nicholson en El Resplandor (The Shining). «Somos deportistas, padres e hijos», agregó.

Y quien siga teniendo dudas, que pregunte a los ingleses: en la última jornada de la clasificación para la Eurocopa de 2008, unas tablas entonces servían en Londres a ambos equipos. Croacia ganó, reventó Wembley y dejó a los inventores del fútbol viendo el torneo de Austria y Suiza en casa.

El adiós. Bilic se despedirá al final de la Eurocopa de un puesto al que llegó en 2006 y en el que solo ha sufrido, de momento, seis derrotas. Su destino es el Lokomotiv de Moscú. «La presidenta, Olga Smordskaya, me ganó con su plan y su energía», justificó ante su reciente decisión de traslado.

Y, por supuesto, que no quiere hacer las maletas mañana. Desea que su equipo sea tan recordado como el de Francia 1998, cuando Croacia, con Bilic como jefe de la defensa y Davor Suker marcando goles, fue tercera en la clasificación del Mundial.

Al menos persigue estar en cuartos y sacarse la espina de la eliminación en la tanda de penaltis con Turquía hace cuatro años.

Precisamente, en ese torneo de la Eurocopa de 2008 combinó sus dos pasiones, ya que con su banda de rock Rawbau compuso la canción del equipo para el torneo. Pero ni la religión ni la música. Si Bilic tuviera que quedarse solo con una cosa, lo tiene claro: «Con todo el respeto a las mujeres, el fútbol es lo más bonito del mundo».