Elecciones: un tercio de la ciudad es mayor de 65 años

Escolástico González
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El perfil social de Ciudad Real tiene determinadas singularidades importantes para tener presente en los programas electorales de cara a definir un modelo de ciudad

Elecciones: un tercio de la ciudad es mayor de 65 años

El perfil social de Ciudad Real tiene determinadas singularidades importantes para tener presente en los programas electorales de cara a definir un modelo de ciudad. Los ciudadanos tienen que saber cuál es la oferta política de cada partido sobre la ciudad y sus servicios antes de depositar su voto en las urnas el próximo día 28 de mayo. Cada ciudad necesita un programa en función a la realidad presente, pero especialmente lo necesita pensando en el futuro a medio plazo. Los programas cortoplacistas no se sostienen.

Tres grandes grupos conforman el 40% de la población residente en la capital y el 50 % del electorado: parados, inmigrantes y mayores de 60 años. En estos tres grupos está reflejada y resumida la vida diaria de la ciudad. De ahí la obligación de plantear por los candidatos y partidos políticos modelos económicos, laborales y sociales dirigidos a la mayoría de la población. Desde una arquitectura urbana hasta un modelo fiscal que tengan en cuenta las necesidades y economías disponibles.

Según los datos del propio Ayuntamiento, a 30 de diciembre de 2022, los habitantes de la ciudad son 75.476, incluidos sus anejos. De esa población, 5.300 están parados y 5.998 son inmigrantes de distintas nacionalidades: Colombia, Marruecos, Venezuela, Rumanía, China, Ucrania, Perú, República Dominicana, Paraguay y Bolivia, de mayor a menor, por ese orden, hasta un total 30 nacionalidades distintas. Todos tienen un denominador común importante, la edad, todos son menores de 50 años. Los procedentes de Colombia, Perú, Paraguay y Bolivia son electores por derecho. El tercer grupo que marca perfil propio en la ciudad tiene 18.790 electores, es el más numeroso, y son los mayores de 60 años. 

Hace unas semanas, Carmen Quintanilla, incansable mujer y embajadora de Ciudad Real en los múltiples foros donde trabaja y participa en España, Europa y resto del mundo, ponía el acento en la necesidad de contar con la participación de mayores en las listas electorales. Lo hacía desde la perspectiva de afrontar el reto demográfico en Europa, dado que hoy el 20% de la población europea es mayor de 65 años y se estima que dentro de 50 años superará el 30%. 

Todas las listas electorales, por pura estrategia, buscan candidatos que tengan una afinidad directa con los votantes a quienes se dirigen: lista cremallera, profesionales económicos, universitarios, jóvenes, miembros de asociaciones, deportistas, comerciantes, etc. Incluso ser parado es un atributo tenido en cuenta para ir en las listas de los partidos y así publicitarlo en el marketing político, para mí, sin dudarlo, una incongruencia alejada de la realidad social, solo fruto de la osadía política, la de colocar, como candidato, a un parado en las listas cuando se carece de propuestas económicas para reducir el paro estructural de la ciudad y que está en niveles del 20%. Las listas electorales como medio de colocación nos traen consecuencias indeseadas porque nadie quiere bajarse del sillón. 

Pero, de todos los grupos sociales que conforman Ciudad Real capital el más numeroso, y a la vez el más olvidado en la definición del modelo de ciudad, el que más crecerá en las próximas décadas, es el de mayores de 60 jubilados o a punto de jubilarse. Un grupo que representa ya prácticamente un tercio de la población residente de nacionalidad española. Es decir, excluyendo los inmigrantes que tiene Ciudad Real empadronados a diciembre del año pasado, todos menores de 50 años, y, donde la mayoría abandonaran la ciudad en función de su vida laboral retornando a sus orígenes -nuestra esperanza es que si desean marcharse libremente puedan venir otros- el porcentaje actual de mayores de 65 años de nacionalidad española ya jubilados que residen en Ciudad Real es del 25%. 

Para bien o para mal, si no se hace nada para revertir las tendencias, en la capital pronto llegaremos a los niveles del 30% de la población nativa como jubilados. Curiosamente, el crecimiento general de población en la capital viene de la mano de los inmigrantes en la parte baja de la pirámide de edad y de los mayores de 55 y 60 años en la parte alta. Estos últimos son los que proceden de los cambios de residencia desde el interior de la provincia hacia la capital con la idea de jubilarse. En solo ocho años la población de mayores de 65 años de Ciudad Real capital ha tenido un crecimiento de tres puntos y aunque todavía está dos puntos por debajo de la media de mayores de 65 que tienen los pueblos de la provincia, según los datos y tendencia, muy pronto se reducirá. 

Ciudad Real es ya una ciudad envejecida y los datos son incontestables, como en general lo es Europa y toda España y aún lo será más en las próximas décadas. Independientemente de la presencia de mayores o no en las listas electorales, donde, por cierto, de las que muchos rechazan formar parte por el desprestigio de la propia política, resulta necesario conocer cuáles son las propuestas de cambios y mejoras en la ciudad por parte de los partidos políticos que se presentan al 28M y que estén destinadas a una población mayoritariamente envejecida, de jubilados y prejubilados, con una excelente calidad de vida, afortunadamente, pero que se moverán por la ciudad demandando servicios y actividades.

Impuestos, modelo de vivienda, sanidad, deporte, cultura, ocio, transporte, ayuda a domicilio, centros de día, residencias geriátricas, gestiones administrativas, nuevas tecnologías, infraestructuras urbanas, accesibilidad, acerados sin obstáculos, parques, etc., son algunos de los aspectos necesarios a contemplar y estudiar en un modelo de ciudad donde un tercio de su población será mayor de 65 años en unas décadas. También, como no, la sostenibilidad económica de la propia ciudad y los servicios a prestar, puesto que somos una ciudad con escasos ingresos procedentes del comercio y sin industria. La mayor parte de los ingresos municipales procederá de pensiones públicas de los propios habitantes y de las transferencias del Estado. 

Es necesario articular una participación directa en las áreas más sensibles de quienes son la mayoría de la población, y en especial, en una ciudad como esta de tamaño medio, de interior, sin comercio, sin industria y llena de servicios administrativos en proceso de reconversión, como es el caso de Ciudad Real. 

La participación de los propios mayores en la definición de la ciudad y de sus servicios, aprovechando su experiencia y conocimiento es obligada y necesaria. La creación de nuevos canales y órganos de gestión y consulta tienen que ser desde vehículos de participación a contemplar por los responsables en los programas electorales. La participación no tiene que ser exclusivamente desde las listas como candidatos, que también puede ser. 

El conocimiento técnico y práctico, incluso académico, además de altruista, de toda una generación ayudará a confeccionar el modelo de ciudad y de servicios necesarios de la capital de la provincia. La plaza Mayor y la plaza del Pilar, lugares habituales de encuentro de grupos de mayores, están llenas de energía y de discusiones sobre la ciudad y sería imperdonable políticamente no aprovecharlos como ha sucedido hasta ahora.

Fíjense, Ciudad Real tiene 12 consejos de participación dirigidos a colectivos diversos para facilitar, en teoría, la participación: Consejo de Juventud, Consejo Escolar, Consejo de Turismo, Consejo de la Mujer, Consejo de Movilidad, Consejo de Sostenibilidad, Consejo de Discapacitados, Consejo de Promoción Económica, Consejo Asesor de Cultura, Consejo Asesor de Medios Audiovisuales, Consejo de Ciudad, etc., pero no cuenta con ninguno para asesorar y preparar el modelo de ciudad del futuro dirigida a sus habitantes mayores de 60 y 65 años. 

Es muy posible, además de deseable, que, con la nueva corporación salida de las urnas se plantee la revisión del Plan General de Ordenación Urbana y junto con esa revisión también se tracen los planes inferiores de carácter estratégico, unos y otros necesitarán de participación técnica, política y ciudadana. Cuando llegue ese momento, y se tracen los nuevos planes, no se puede desperdiciar el conocimiento y la experiencia de un tercio de su población para participar en la definición de la ciudad donde han elegido vivir el resto de su vida. Eso sí, que sea una participación real y efectiva.

Igualmente, y para terminar el artículo, mencionar otro de los grupos olvidados en los programas electorales: los inmigrantes. Los partidos también se olvidan, por ser pocos los electores, de este grupo social que tiene un peso del 8% en la población censada de la capital. Un grupo que tiene vida cultural propia y donde sus miembros están presentes, diariamente, en la vida laboral y económica de la ciudad. Sin ellos, sin su aportación, todo sería muy distinto y más difícil, especialmente para los más mayores. Estaremos atentos a los programas que están a punto de salir de las imprentas para decidir nuestra papeleta y ver su grado de rigor.