Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


El baile de Manolo Ruiz

18/05/2023

La campaña electoral trae siempre estampas sorprendentes, inéditas, únicas. Es lo que ocurrió el martes por la tarde en el mitin de Emiliano García-Page en Azuqueca de Henares, donde un señor de ochenta y cuatro años se echó a la pista de baile mientras los teloneros de saxo y guitarra atacaban el mítico tema de Carolina, que compusiera M-Clan. Aparte de que el grupo fuese murciano – lo que demuestra que en Castilla-La Mancha no hay predisposición de ningún modo-, lo bueno fue que Manolo Ruiz, que así se llama la nueva estrella que acaba de nacer, se metió al público en el bolsillo de manera natural, tranquila y definitiva. Sus giros, sus vueltas, su baile ensimismado enloqueció a la concurrencia y los periodistas que lo observaban, grabando un vídeo que se ha vuelto viral y triunfa en redes. Manolo Ruiz es bailón, practica la guasa y la galantería. A mi compañera Karina Requena, la llamó «bonita» más veces que en su vida junta. Quien tuvo retuvo y Manolo, que es de Jaén, hubo de sembrar el pánico, como don Juan, allá donde fuera en los años mozos.
La anécdota de Manolo nos vale para caracterizar esta campaña electoral que se acerca al ecuador y pinta emocionante. Bailes, piruetas y acrobacias son las que hacen los candidatos conforme avanzan los días. Sin duda, la cabriola más estratosférica fue la del propio Page el día de Puertollano con el mismo Sánchez. Le cantó las cuarenta y lo puso colorado. Yo no sé si tanto como para que el Psoe se tentara la ropa y diese orden el presidente del Gobierno de arreglar y mediar con Bildu. Pero lo cierto es que ahí está y quien quiera hilar, que hile. O no, que diría Rajoy.
El PP fustiga con el tono de Page en los mítines, donde tan pronto habla de agua como de la vida sentimental de los hijos. Los populares  se desgañitan diciendo que no son presentables semejantes palabras y las tildan de machistas y reaccionarias. Pudiera ser, pero lo que uno adivina es que ese tipo de discurso no es sancionable ni penado en esta tierra, porque si alguna virtud tiene Page es fundirse con el paisanaje. Pero que no se pase, claro.
Núñez, en cambio, sigue una campaña más previsible, enmarcada en lo ortodoxo, donde aplica, desempeña y explica el programa electoral que ha ido elaborando durante estos cuatro años con los colectivos de Castilla-La Mancha. Ha puesto en el autobús a Ayuso, Feijóo y Moreno y eso ha suscitado las críticas del Psoe. Se equivocan los socialistas, porque si algo puede acreditar el PP es que con tres mosqueteros ha cercado el sanchismo y si de algo quiere desmarcarse Page es de Pedro Sánchez. Critican porque hace daño y porque – ya lo hemos explicado- son dos modelos distintos. Del «¡dejadme solo!» de Page, como los buenos toreros, al equipo, la contundencia y las sinergias de las nuevas fórmulas de cooperación. Al final, como en la vida misma, dos estéticas diferentes; que es a ello, la estética, a lo que todo puede reducirse, como bien saben los dandys.
David Moreno, el candidato de Vox, pasó ayer por Onda Cero y lo conocí por vez primera. Está claro que si Page no gana por mayoría absoluta pedirá entrar en el gobierno. De hecho, le dije en la entrevista que se le estaba poniendo una cara de vicepresidente que tiraba de espaldas, por utilizar las mismas palabras de Abascal en Castilla y León. Y ni más ni menos que es eso lo que está en juego. Lo conocido hasta ahora o el nuevo modelo de los vecinos. De ahí que Manolo siga bailando en la pista y haga escorzos de soslayo y mediolao. ¡Manolo, a Eurovisión!