Juan Villegas

Edeumonía

Juan Villegas


Nuccio Ordine: la educación que será

16/06/2023

El pasado sábado murió en Cosenza (Calabria) Nuccio Ordine, profesor, escritor y filósofo italiano, a quien hace un poco más de un mes el jurado del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023 acordaba concederle este premio «por su defensa de las humanidades y su compromiso con la educación y los valores enraizados en el pensamiento europeo más universal». Al conocer la noticia de este premio, Nuccio Ordine declaró desde París: «Aquí (refiriéndose a España) he encontrado muchos hermanos de armas en la batalla que estoy librando para defender a la escuela y a la universidad de la deriva mercantilista. Por estas razones, en un momento en el que quienes enseñan son considerados obsoletos porque la escuela y la universidad modernas solo estarían hechas por ordenadores y pizarras conectadas a Internet, quiero dedicar este premio a quienes enseñan y cambian silenciosamente con su sacrificio la vida de los alumnos». Ordine, que en tantas ocasiones ha recordado a su maestro de la escuela de Diamante, su pueblo natal al sur de Italia, donde no había librerías ni bibliotecas, que le enseñó a leer y a escribir y que por ello le cambió la vida, lo volvía nuevamente a recordar agradecidamente como Albert Camus lo hizo hacia su maestro, quien a los pocos días de recoger el Nobel escribía: «Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido». Nuncio Ordine, estudioso durante todo su vida de los filósofos y humanistas renacentistas, fiel a las causas perdidas, como reconocía hace unos días en una entrevista, no podrá recoger el premio porque murió a los 64 años a consecuencia de un derrame cerebral. 
Es este recuerdo a sus maestros, en esta memoria a los clásicos (Aristóteles, Plutarco, John Donne, Séneca, Rilke, Camus…), memoria a la que tanta importancia dio Giordano Bruno, de quien seguro no dejó de aprender a lo largo de sus muchos años de estudio, se ha mantenido firme en su batalla por liberar a la escuela y a la universidad de las manos que las estrangulan y asfixian y que las están dejando sin oxígeno, sin aliento y sin vida. La obra de Ordine, sus libros, La utilidad de lo inútil, Clásicos para la vida, Los hombres no son islas, son un llamamiento a liberar nuestra educación del economicismo y del mercantilismo, de la idea de que alumnos son clientes o inversores a los que la escuela solo les puede ofrecer un modo de garantizarse un futuro con mejores sueldos y más riqueza. Para este filósofo italiano urge liberar la educación de las manos del utilitarismo, del asfixiante pragmatismo que considera que solo la utilidad más inmediata tiene valor. Se precisa desasir del cuello de la educación también las manos de las pedagogías sesentayochistas, igualitaristas y hedonistas que contribuyeron a desacreditar a los maestros, las que sembraron las aulas de sospecha y desconfianza hacia la autoridad, que vieron en la escuela una institución represora y que en pro de una insulsa idea de igualdad contribuyeron a la demonización de la excelencia y al rechazo del esfuerzo. Hay necesidad de buenos maestros que llenen las clases de libertad y de más de ideas y valores, los enraizados en el pensamiento que ha hecho crecer Europa, los que ponen la dignidad del ser humano por encima de la codicia. No se necesitan tantas pizarras digitales, iPads, o aulas del futuro. Se precisan aulas llenas de libros y alumnos dispuestos a leerlos, de buenos profesores que expliquen, que instruyan, profesores salmones, heterodoxos, que les guste más gastar el tiempo con sus alumnos en el estudio de lo aparentemente inútil, en leer y aprender de memoria poesías, como las que recordada Primo Levi, que desposeído absolutamente de todo, sin nada salvo su memoria, traían un rayo de luz y de esperanza en el infierno de Auschwitz cuando se las recitaba a sus compañeros.
Ha querido la casualidad que casi al mismo tiempo hayan muerto Berlusconi y Ordine. Uno, símbolo del éxito empresarial y político sustentado sobre los resortes pasionales de San Siro, los goles de Van Basten y Ruud Gullit y las copas de Europa del Milan, sobre la basura mediática, la provocación y el escándalo. Para este los italianos han querido un día de luto nacional, se le han rendido honores de Estado y despedido desde unas calles abarrotadas que lloraban su muerte. El otro, baluarte del conocimiento, del saber desinteresado y conquistado con esfuerzo y sacrifico, abanderado de quienes silenciosamente han entregado su vida, a cambio muchas veces de sueldos míseros y desconsideración social, con el único propósito de cambiar la vida de las personas y hacérselas más humana y digna. Confiamos en que hay derrotas que encierran más gloria y luz que el resplandor de muchas victorias.