Cuando a Fernando Iglesias le regalaron su primer puzzle, siendo apenas un niño, pocos podrían pensar que este joven de 38 años vecino de la localidad de Sonseca iba a ser capaz de, pasados los años, convertirse en el campeón nacional haciendo este juego de piezas en tiempos que a la mayoría de los mortales les resultan del todo inasequibles. Su primer concurso llegó en 2011 y desde entonces, tanto a los nacionales como a otros celebrados a menor escala, como el de hace unas semanas en Castejón (Navarra) , no ha fallado a prácticamente ninguno, obteniendo en todos ellos los primeros puestos de la clasificación.
Lo que para muchas personas resulta estresante, para Iglesias es todo lo contrario. Así, cuando era pequeño reconoce que era un poco «pieza» y precisamente con las piezas de los puzzles «me quedaba tranquilo». Quizás por este motivo, para lograr el sosiego que todos buscamos en algún momento del día, este arquitecto técnico no ha parado de progresar, aunque durante su época de estudios tuvo su hobby un poco abandonado.
Fue cuando se comercializó, hace unos años, el por entonces puzzle más grande del mundo, de 24.000 piezas (más de cuatro metros de ancho por cerca de dos de alto), cuando el sonsecano decidió volver a la carga, después de lograr hacerlo en un plazo de apenas cuatro meses.
Iglesias comenta que en la realización de puzzles puede intervenir la paciencia y también la destreza, pero lo más importante, agrega, es comenzar con puzzles asequibles, de unas 500 piezas, para ir cogiendo soltura, no en vano, «de repente, coger uno complicado, puede llegar a desesperarte». En su caso, como los puzzles «eran mi juguete favorito, los hacía y los deshacía, y así fui cogiendo la habilidad»
Después de la ‘proeza’ del puzzle de 24.000 piezas, un nuevo reto salió al mercado con 32.000. Era el año 2010 y Fernando conocía un foro donde aficionados a esta práctica conversaban sobre la misma. Ahí se enteró de un encuentro que tenía lugar en Daimiel y dada la cercanía conSonseca, decidió acudir, «y ahí empecé a conocer a gente y me fui metiendo un poco más».
Y tanto que se metió, ya que han sido múltiples los concursos en los ha participado durante estos años, obteniendo siempre unas más que buenas clasificaciones, incluido el primer puesto en el último concurso nacional de puzzles. Sin embargo, «básicamente no entreno», dice Iglesias, para quien la realización de puzzles está concebida en su caso como una afición, no una lucha por ser el mejor. Sí reconoce, no obstante, que cuando restan unos días para el campeonato nacional, se pone manos a la obra con los puzzles más asequibles para lograr la rapidez necesaria en este tipo de eventos.
Tan positiva la resulta esta afición, que Fernando quiere que su práctica esté cada vez más extendida, sobre todo entre los más pequeños, a quien considera que su práctica mejora la agilidad mental. Por esto, junto con otros aficionados, ha formado la asociación española de puzzles, de la que ostenta el cargo de tesorero. Desde ella está iniciando contactos con practicantes de otros países a fin de lograr la creación de una Federación Internacional a través de la cual elevar la realización de puzzles a la categoría de deporte.
Mientras tanto, seguirá participando por su cuenta en los campeonatos, cuya asistencia se financia con su propio bolsillo. Por el momento no hay patrocinadores para estos concursos, «ya me gustaría», pero no falta a sus cinco o seis campeonatos anuales. Este verano, por ejemplo, participó en uno en Tenerife. Lo concibió como una especie de vacaciones, y además acudir le permite interactuar con otras personas que comparten su hobby y entre las que «nos entendemos». Es una afición quizás más «excepcional» que otras y por eso juntarse con sus iguales le viene bien. «Nos gusta compartir», manifiesta.
En su pueblo va siendo cada vez más conocido dado su buen rendimiento en las competiciones, y aunque pueda parecer una práctica no demasiado extendida, Iglesias asegura que no son pocos los que le paran para felicitarle y reconocerle que a ellos también les gustan los puzzles.
Aunque quizás no tanto como a él, que puede llegar a encajar, sólo con algunas horas cada tarde, hasta 30.000 piezas al año, lo que equivale a 300 puzzles de 1.000 piezas, puesto que los de este tamaño los finiquita en tres o cuatro horas.
Es tal la cantidad de puzzles que tiene Iglesias que, una vez hechos, no tiene más remedio que deshacerlos, aunque los de más de 2.000 piezas los trocea en partes y los guardar en sus cajas, aunque sí le queda más de uno enmarcado para el recuerdo, sobre todo aquellos que hacía en sus primeros años de práctica.
Sin embargo, este vecino de Sonseca reconoce que la dificultad de los puzzles no radica sólo en el número de piezas, ya que hay algunos que no tienen tantas y resultan ardua tarea, cuando el motivo que ilustra el puzzle es más homogéneo. Así, dice que el más difícil al que se ha enfrentado era de apenas 1.000, pero estaba compuesto por toda una serie de tapones de corcho alineados. Sólo tardó una semana, pero es demasiado para un puzzle que, por número de piezas, podría hacer en apenas dos tardes.
Este último fin de semana ha participado en un campeonato en Burgos y el próximo reto estará fuera de las fronteras nacionales, en Bélgica, donde junto con otros aficionados, los mejores del país, representará a España. Un crack de los puzzles made in Sonseca.