Santi Urdiales, técnico del Caserío, equipo que logró el ascenso a la División de Honor Plata por primera vez en su historia, aseguró que este ascenso «es un premio para todos los que integran el club y han estado estos diez años luchando. Personalmente, me quito un peso de encima porque me sentía en deuda con ellos». El técnico cántabro, que salvo sorpresa seguirá en el equipo, indicó que «ahora toca asimilar lo logrado y empezar a pensar en la próxima campaña, donde competiremos en Plata con un presupuesto limitado, pero también hay que disfrutarlo porque nos lo hemos ganado haciendo bien las cosas».

En cuanto a la fase, destacó que es una pena que por la organización de horarios «te tengas que jugar todo un año a lo que haga un equipo que ya no se juega nada. En esta fase se han dado todas las carambolas posibles y fue un parto muy largo. Pasara lo que pasara al final yo iba a estar muy orgulloso de los jugadores porque lo han dado todo y la prueba es que ganamos bien a los dos campeones de grupo. El primer día lo llevábamos bien, pero se nos encogió el brazo. Ahora ya toca disfrutar», concluyó el santanderino.