Creen probado que abusó de la víctima tras echarle burundaga

Pilar Muñoz
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La fiscal pide una pena de cinco años a sustituir por la expulsión y la acusación particular siete para que cumpla una parte de la condena en España. La defensa solicita la absolución tras señalar que hay indicios de denuncia falsa

El procesado, durante su declaración en la Audiencia Provincial - Foto: Tomás Fernández de Moya

La fiscal y la acusación particular consideran acreditado que el hombre juzgado en la Audiencia Provincial abusó de una joven la madrugada del 16 de diciembre de 2018 en un hotel de Ciudad Real después de que le echara en la bebida burundaga, una droga que anula la voluntad. La fiscal entiende que ha quedado probado que el acusado, un hombre subsahariano de 42 años, abusó de la joven tras coincidir en un bar y confundirle ella con uno de los migrantes con los que trabajaban en una ONG. Para la fiscal, hay prueba de cargo suficiente.

Su declaración reúne los requisitos jurisprudenciales de credibilidad subjetiva, verosimilitud y persistencia en la incriminación.

"Se ha destruido el principio de presunción de inocencia", ha subrayado la abogada María Rico, que ejerce la acusación particular en nombre de la víctima. "Ha mantenido siempre la misma versión, no quería estar allí (en el hotel) con esa persona ni fue su intención tener relaciones sexuales con él", ha remarcado la letrada, quien ha añadido que su cliente ha reconocido que en un principio ocultó la raza del procesado y explicó por qué. "Sus profundas convicciones le hicieron no desear provocar un perjuicio a las personas con las que ella trabaja en la ONG", ha indicado la letrada, quien pide siete años de cárcel (cinco la fiscal) "porque la víctima considera que por la gravedad de los hechos tiene que cumplir al menos una parte de la condena en España". La fiscal solicita que la pena de cinco años se sustituya por su expulsión  del territorio español, al que no podrá regresar en un plazo de ocho años.

¿Falsa denuncia? El abogado Juan Manuel Lumbreras que defiende al procesado no comparte la tesis de las acusaciones y en su informe final ha sostenido que no hay razón ni pruebas para culpabilizar al  acusado de abusar de una joven en un hotel de Ciudad Real y sí indicios de denuncia falsa. Así lo ha asegurado ante el Tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial que ha enjuiciado los hechos denunciados a últimos de diciembre de 2018.

El letrado ha hecho hincapié en que la denunciante ha manifestado no recordar casi nada, tener lagunas que atribuye a que le echó en la bebida escopolamina (burundaga), "pero sí recuerda que le dijo sin preservativo no", ha reiterado en su informe final el abogado que defiende al procesado. En su alegato ha recalcado el hecho de que no fuera al hospital para que la examinaran hasta horas después. De haberlo hecho, "se le podría haber realizado un análisis de sangre para ver si efectivamente había sido drogada con esa sustancia que anula la voluntad". 

El forense ha explicado que la joven había dado negativo en esta sustancia, pero tampoco se puede decir que no se la pusieran en la bebida ya que se elimina a las ocho o diez horas por la orina. Supuestamente la habría ingerido sobre entre las dos y tres media de la madrugada. El médico forense la examinó pasada la una de la tarde. 

En su argumento defensivo, José Manuel Lumbreras ha insistido en que "no hay rastro de violencia" tras considerar que no se sostiene la explicación esgrimida de no querer estigmatizar a una raza ni perjudicar a la ONG para la que trabaja. "En un principio no le dijo nada a la Policía de la droga ni mención la raza del acusado y el motivo dado de impedir sentimientos raciales es alucinante". 

La defensa ha reiterado en que las relaciones sexuales fueron consentidas. "El taxista que los llevó al hotel ha dicho que iban susurrando y el recepcionista que ella le dio las buenas noche y que él la llevaba cogida del brazo".

Ella explicó que era porque tenía anulada la voluntad y todos los síntomas de la burundaga, como vio tras los hechos en internet. 

Él lo ha negado hasta el final del juicio. "Salimos juntos del bar, fuimos juntos al hotel. Es la verdad", ha dicho en el derecho a la última palabra.