Las minihidráulica, la energía renovable más antigua de España, se moderniza. Iberdrola, que gestiona 11 centrales de este tipo en Castilla-La Mancha, casi todas ellas situadas en la provincia de Albacete, ha acometido un plan de modernización que ha conllevado una inversión de tres millones de euros en los últimos tres años en el conjunto del país. Más de la mitad de las 92 instalaciones con las que cuenta la compañía se han remozado en los últimos tiempos.
Poco han cambiado aquellas 'fábricas de la luz' en cuanto a su tecnología. Pero siguen siendo válidas para generar electricidad. Allí donde hay agua y un salto que permite hacer caer el caudal sobre las turbinas, se puede producir energía con el mismo procedimiento que generalizó la electricidad en nuestro país hace más de un siglo. «Esta es una tecnología muy madura, casi anciana», dice con humor Álvaro Cano, responsable de operaciones de minicentrales de Iberdrola. Eso no quita para que la inversión en el mantenimiento de estas instalaciones deba ser constante y deban hacerse mejoras tecnológicas para asegurarse un buen nivel de producción de electricidad y prolongar la vida útil de las plantas.
El agua sigue siendo una de las fuentes más importantes para fabricar energía eléctrica. Las grandes centrales hidráulicas son capaces de generar una gran cantidad de kilovatios renovables y además gracias a las presas tienen la virtud de poder regular su producción para atender los picos de demanda. Junto a estos gigantes hidráulicos conviven instalaciones más asequibles, por debajo de los 10 MW; son las hermanas pequeñas de estas grandes centrales, pero cuya producción es igual de importante para el mercado eléctrico.
Siete en Albacete. Híjar es una de las siete minicentrales que explota Iberdrola en la provincia de Albacete. Estos días la central ha estado parada porque en la misma se han estado haciendo cambios para mejorar y modernizar su sistema de control. Y es que aunque las turbinas que generan la electricidad son las mismas que se instalaron en 1955 cuando se inauguró esta central, lo que sí ha cambiado, y mucho, son las tecnologías de control.
En tiempo real, los 365 días del año y las 24 horas al día, en el Centro de Operaciones Renovables que tiene Iberdrola en Toledo se recibe información acerca del funcionamiento de todas sus instalaciones, estén donde estén, da igual que se trate de la pequeña central de Híjar que del emblemático parque eólico de Río do Fogo en Brasil. Cualquier incidencia, sea una avería o una bajada en la producción, es registrada en este centro que «por puntos de control, es el más avanzado del mundo», destacan en la compañía.
Volvamos a Híjar, esta pequeña aldea de Liétor, en cuyo censo figuran solo seis vecinos. Al atravesar el reducido núcleo urbano encontramos la central y al lado una subestación desde donde se distribuye la energía que aquí se produce a través de la línea de Pozohondo. El caudal del río Mundo entra en un canal que recorre los más de 10 kilómetros que separan la represa de Cárcabos de esta central de Híjar. Llegados a este punto, dos grandes tuberías dejan caer el agua, desde una altura de 100 metros y con un caudal de hasta seis metros cúbicos por segundo, sobre las dos turbinas que, a su vez, activan los generadores que producen la electricidad. Así de sencillo. El agua regresa al cauce del Mundo igual que entró.
La producción de esta 'fábrica de luz' depende del caudal que traiga el río, pues al estar asociada esta central a una presa fluyente, es decir, sin capacidad para almacenar y regular caudales, todo depende del nivel con el que baje el Mundo en cada momento del año. Las épocas de lluvia, por tanto, son las más propicias para generar kilovatios.
Las turbinas de esta minicentral de Híjar, que tiene una potencia total de 4,8 megavatios, se mueven hasta con 100 litros de agua. A pleno rendimiento, puede generar hasta 4.200 kilovatios a la hora. Su producción es suficiente para dar electricidad a unas 3.000 familias.
Mejoras. Aunque las turbinas y generadores de Híjar son los mismos que se instalaron hace seis décadas al estrenar esta central, las tareas de mantenimiento deben ser constantes, «una central de estas no funciona 70 años sin hacerle nada, cada elemento tiene una vida útil y esto obliga a ir realizando inversiones para renovar los equipos».
Hace tres años, las turbinas de Híjar se desmontaron, una fue enviada a San Sebastián para su puesta al día y la otra se revisó en la misma central. En estos días se están realizando cambios en los automatismos y también se han hecho inversiones para mejorar la seguridad de los operarios que supervisan la planta. Una nueva grúa o la colocación de biondas en la empinada carretera que sube a la toma de agua, contribuyen a prevenir accidentes.
La modernización de la central de Híjar se ha realizado dentro de un plan que ha abarcado a 45 centrales minihidráulicas. Los trabajos realizados han pasado por remozar el corazón de estas centrales, las turbinas y alternadores. Pero también, allí donde ha sido necesario, se han realizado trabajos para rehabilitar los canales y azudes que conducen el agua y se han cambiado los sistemas de control. Unos 60 empleados de la compañía y empresas locales se han implicado en estos trabajos.
Mejorar la eficiencia y rebajar costes es la preocupación de la compañía, «no solo estamos trabajando en proyectos de I+D para mejorar las renovables de futuro como es el off shore (energía eólica marina), sino que al mismo tiempo invertimos en centrales que tienen más de 50 años para que sigan funcionando», subrayan desde la compañía.