La realidad económica actual no favorece que las nuevas generaciones estén motivadas para tomar el mando de las empresas familiares. La falta de relevo representa una seria amenaza para la continuidad de miles de negocios en España y está provocando el cierre de miles de sociedades en sectores tan importantes como el comercio minorista, la hostelería, el transporte y la agricultura, que son los más afectados.
Los expertos consideran que en los últimos años se están produciendo cifras alarmantes. Más de 70.000 pymes cerraron el pasado año en España, lo que equivale a unos 200 negocios por día, ante la falta de motivación así como de rentabilidad por los altos costes y la alta presión fiscal a la que se enfrentan.
Según constata un estudio de Adecco e Infoempleo, un 60% de las pymes podrían cerrar en los próximos años por esta razón.
Entre las causas principales de esta problemática, los economistas citan el envejecimiento de los empresarios. Así, la generación del baby boom, que ya está en las puertas de la jubilación, se encuentra con que una buena parte de los empresarios no han planificado su sucesión al no ver que sus empresas puedan mejorar la calidad de vida de sus hijos, frente a otros trabajos.?
A esta realidad se suma también la falta de interés de los jóvenes, puesto que muchos herederos prefieren no asumir la gestión de las firmas familiares por el estrés, el sacrificio que conlleva y la falta de rentabilidad económica ante los altos costes, tanto laborales, como de funcionamiento y fiscales que cada vez son mayores. ?
Las nuevas generaciones demandan más calidad de vida, tiempo libre y el desarrollo personal, frente al sacrificio, las jornadas extensas y las complicaciones que suele implicar la gestión de un negocio familiar. Según un estudio de InfoJobs, el 65% de los jóvenes prioriza la flexibilidad y el equilibrio entre trabajo y vida personal sobre el salario o la estabilidad.
Sectores más afectados
La crisis del relevo generacional no afecta por igual a todas las actividades. Algunas, especialmente vinculadas a autónomos y negocios familiares, están viendo desaparecer una gran parte de su tejido productivo por la falta de continuidad.
El comercio minorista es, sin duda, uno de los sectores más afectados. En España existen más de 738.000 establecimientos, de los cuales cerca del 46% están en manos de autónomos sin asalariados, lo que pone en jaque la continuidad de más de 340.000. Tiendas de barrio, ferreterías, ultramarinos y pequeños locales familiares cierran ante la negativa de los hijos a continuar, lo que ha provocado una auténtica desaparición de este tejido tradicional en muchas localidades.
Los bares, restaurantes y casas rurales familiares también enfrentan un futuro incierto. Más del 30% de estas sociedades están en riesgo de cierre, según Hostelería de España. La falta de atractivo del sector, marcado por largas jornadas y la elevada presión, está alejando a las nuevas generaciones.
Otro de los segmentos en crisis es el transporte por carretera, especialmente el de mercancías, está envejecido y la falta de continuidad es cada día más evidente. La edad media del conductor autónomo en España es de 53 años y el 80% no tiene previsto un sucesor en su familia. La falta de profesionalidad y de formación, las duras condiciones laborales y la alta inversión inicial desincentivan la continuidad de este tipo de negocio tan demandado actualmente.
Oficios tradicionales como fontaneros, mecánicos y carpinteros están desapareciendo en su versión autónoma o familiar. La percepción de trabajos duros y mal remunerados aleja a los jóvenes, generando una escasez preocupante.
El campo sufre la doble amenaza de la despoblación rural y la falta de relevo. La edad media del agricultor supera los 60 años y solo el 4,7% de los titulares de negocios agrarios tiene menos de 40. Muchas explotaciones están siendo abandonadas por completo ante las nuevas condiciones de Europa y, sobre todo, por los altos costes y la incertidumbre de obtener una mínima o nula rentabilidad.
La falta de relevo generacional no es solo un problema demográfico o cultural, se plantea como un desafío económico de primer orden. Si no se actúa con urgencia, España podría ver desaparecer decenas de miles de pymes en los próximos años, con un coste elevado para el empleo, la competitividad y el crecimiento sostenible.