Las personas que durante toda la tarde disfrutaron de los distintos actos asociados a la fiesta de la Pandorga se dieron cita posteriormente en los jardines del Prado. El agolpamiento se produjo en torno al quiosco de la música, donde el pandorgo recién nombrado asumió ya todo el protagonismo, aunque contó con la colaboración de una pequeña cuadrilla de ocho jóvenes, organizada por su hijo para distribuir la convidá.
Fueron mil litros de limoná que Antonio Broceño estuvo preparando durante los últimos días, puesto que los ingredientes necesarios para llegar a esta gran cantidad de zurra son también cuantiosos: 750 litros de vino, que se completan con 70 kilos de limones y otros tantos de azúcar, así como 20 barras de hielos, con el añadido de 80 kilos de torraos, los garbanzos tostados que forman el puñao que acompaña a la limoná.
Broceño explicó a La Tribuna que la forma de mantener la bebida en las condiciones idóneas durante todo este tiempo ha sido «hacer primero un jarabe muy concentrado», al que luego se le añade el vino. Ya durante la tarde de ayer se fue incorporando en hielo para conseguir la temperatura ideal.
Una vez concluida la ofrenda en interior de la Catedral, Broceño inició el reparto junto a los jóvenes al mismo tiempo que recibía la enhorabuena de muchos vecinos.
Y mientras algunos de los asistentes todavía esperaban turno para recibir su parte de la convidá, bajo el Camarín de la Virgen del Prado los distintos grupos folclóricos de Ciudad Real desarrollaban sus bailes en honor de la Virgen del Prado.
La escena estaba dominada por el nuevo escenario que este año ha instalado la Concejalía de Festejos, puesto que su altura hizo que los bailarines se encontrarán mucho más cerca del camarín que si hubieran actuado directamente en la calle. La tarima ocupaba casi de pared a pared el final de la calle del Prado.
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