Pacientes y sanitarios se ven las caras 1.200 días después

H. L. M.
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El fin de las mascarillas coge de sorpresa a los profesionales, que señalan que hay que cumplir las recomendaciones de uso

Pacientes y sanitarios se ven las caras 1.200 días después - Foto: Tomás Fernández de Moya

Si el 14 de marzo de 2020 fue el día de inicio de la pandemia, ayer, 5 de julio de 2023, supone el final de la misma. El BOE publicó el decreto, con aplicación inmediata, del final del uso de las mascarillas y otras medidas asociadas a la crisis del coronavirus. Un anuncio que cogió casi por sorpresa al mundo sanitario, que esperaba un día de margen antes de volver a ver la cara a sus pacientes. De hecho, la primera jornada se tomó con timidez, por los pacientes y los sanitarios. «Hoy, casi todo el mundo iba con mascarilla porque no lo sabían», indicaban desde el centro de salud 1 de la capital.

«La verdad es que la mascarilla ha sido muy positiva, pero te agobia y la gente tenía ganas de quitársela», apuntó Julián Arenas, uno de los médicos del centro de salud, que 1.207 días después volvió a ver la cara de sus pacientes. Arenas recordó que la medida ha mostrado su eficacia para reducir el COVID y también para disminuir la gripe, pero ha tenido aspectos negativos en el día a día de las consultas, como para escuchar lo que pedían los pacientes o para reconocerlos en la sala de espera.

El médico señalaba que una cosa es no obligar y otra recomendar. En este sentido, pidió a quienes tengan un cuadro respiratorio, que se la pongan, o a quienes acudan a zonas con personas vulnerables. El decreto que pone fin a las mascarillas marca cuatro zonas en las que recomienda emplearlas: cuando haya casos sintomáticos, por quienes trabajan en la UCI, en las urgencias, incluida la sala de espera y en los centros residenciales, si hay síntomas.

Pacientes y sanitarios se ven las caras 1.200 días despuésPacientes y sanitarios se ven las caras 1.200 días después - Foto: Rueda Villaverde«Los profesionales la hemos estado llevando más que nadie», comentó la enfermera del centro de salud, Rocío Risueño, quien cree que el trabajo de los profesionales se ha visto afectado por la mascarilla. «Es más directo cuando la gente te ve la cara entera y te conoces mejor. Las expresiones también son más fiables, más cercanas».

Además de en los centros sanitarios, el final de las mascarillas se ha decretado también para los farmacéuticos y para los trabajadores de las residencias. En muchas de ellas ayer se vivió casi como una fiesta este final, al poder trabajar sin barreras con los residentes. «Se transmite mucho viendo la cara y las expresiones», apuntaba la farmacéutica Adela Salcedo, quien señaló que, aunque había pacientes que iban a seguir llevándola, la gran mayoría ha dicho que iban a ir sin ella, «volviendo a la normalidad».

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