José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


España vacía 2.0

04/11/2020

En 2016, Sergio del Molino publicaba su ejemplar libro -que era, por demás, una constatación de un imparable movimiento acumulado de despoblamiento de la España interior, cuyos precedentes más próximos se anclaban en el medio siglo pasado- La España vacía. Viaje por un país que nunca fue. La fortuna y la oportunidad de la publicación fue tal, que pocos meses después de su aparición en librerías, se propaló la otra forma alternativa para señalar el fenómeno imparable de la despoblación rural, llamándola España vaciada. Como si se quisiera señalar, con ello, las diferencias reales entre lo vacío casual y casi fruto de una implacable legislación natural injusta, frente a lo vaciado como consecuencia de unas políticas insensibles y reiterativas en profundizar las diferencias de lo rural frente a lo urbano e incrementar sus marcadas heridas. Diferencias que han acabado conduciendo a esa amnesia geográfica y a esa asimetría territorial y poblacional -que, además, niega derechos básicos de los ciudadanos e introduce un sesgo imparable de desigualdades fundamentales- de la que ya hemos escrito en algunas ocasiones anteriores.
Las imágenes que han acompañado la descripción y crónica de esa España vacía y vaciada, abandonada y huérfana de habitantes y de actividad económica, han desfilado por nuestros ojos, para componer un severo mosaico de muestras del vacío geográfico, de la despoblación galopante y de la antesala mortuoria de la desaparición de cientos de pueblos y aldeas. Ahora, en el ciclo durísimo y largo de la pandemia de COVID-19, que-se-va-y-vuelve, para componer la segunda ola del contagio, hemos recuperado imágenes del mismo vacío ya entrevisto en el medio rural en los años pasados. 
Con la sola diferencia de que ahora esas imágenes lúgubres del vacío y de la estupefacción consiguiente, tienen una inequívoca impronta de lo urbano irreal. Un vacío urbano, diferente al rural anterior -hijo del despoblamiento prolongado-, fruto de los controles sanitarios y de cierres de seguridad. Así, confinamientos perimetrales de ciudades y pueblos, eficacia nocturna del toque de queda y de otras medidas que limitan y restringen la movilidad de los ciudadanos y restricciones de los movimiento no esenciales. Con todo ello, volvemos a descubrir el otro vacío contemporáneo de la Nueva Normalidad. El vacío insondable de ciudades fantasmales -casi de películas de ciencia ficción, donde somos normópatas urbanos-, de autopistas desaparecidas en la niebla -como en algún cuento de Julio Cortázar-, la prolongada soledad de centros comerciales y el silencio de avenidas, parques y bulevares. En una versión revisada -2.0- y aumentada del vacío precedente.