Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Follower

02/06/2025

Cuando estamos inmersos en los nuevos vocabularios, esas expresiones comunes de los Millenium (Millennials) o los de la Generación Z, muy dados a la lectura digital, nos ponemos nerviosos por eso de no saber qué significado tienen o cuál hay que aplicarle.
«Follower» es una palabra popularizada en las redes sociales para referirse a los seguidores de un perfil. Los influencers valoran su cantidad de followers como un indicador de éxito. Y eso es muy común en ese grupo de jóvenes Millenials –nacidos entre el 1981 y 1993-. Pero, claro, cómo nos montamos en ese carro o le «compramos tal dato», como se dice vulgarmente, si realmente no somos muy expertos en el dominio informático o digital, cuando el móvil lo tenemos como recurso de llamada y escucha y poco más.
Ahora bien, uno quiere estar a la moda porque si no parece que te dejan un poco de lado, como un mueble de casa, si no te adaptas a sus mecanismos. Debemos, por tanto, estar al día, conocer las premisas nuevas de moda y adaptar nuestro peculiar «estado de ánimo» para no sentirnos fuera del campo vital.
Me decía mi amigo Fernando que eso de Pullover no lo entendía bien, ya que para él es una prenda de punto, cerrada y con mangas que cubre desde el cuelo hasta la cintura (Fred Perry o Lacoste, especialmente), y yo, asentía con mi cabeza cuando sacábamos esta conversación, aclarándole que hablábamos de fullower y no de pullover, aunque el sonido sea casi idéntico. Por ello, me viene bien expresar en mi columna semanal lo fácil que es para cada uno de nosotros –conocidos como Baby Bunners-, confundir el sonido silábico de los vocablos modernos si no conocemos el significado de estos términos habituales en las generaciones de ahora, sean Millenian o Z, ya que a nosotros se nos ha quedado pequeño este mundo de entretenimiento, discusión y aprendizaje cuando queremos alternar con los de ahora y nos presentamos con canas, poco pelo, barriga a lo cervecero y pullover en los hombros. Aquello pasó a la historia y esta de ahora, es otra historia –valga la redundancia- en la que debemos cabalgar sin patinar en exceso, ya que si no, te llaman «papito» o «puzo» y entonces la depresión te acongoja hasta tal punto que te meas un poco manchando el pantalón porque no encuentras la toilette en el momento.

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