Lo primero es la salud y por ello la hostelería ha hecho un gran desembolso en la compra de máquinas de ozono, purificadores de aire y otros aparatos y productos para higienizar y desinfectar sillas, mesas ... Aun así, «nos han cerrado» y «nos han puesto en el punto de mira» cuando «los contagios por COVID-19 están asociados a las reuniones familiares y entre amigos, a fiestas privadas y botellones», dice con énfasis el presidente de la Asociación de Hostelería de Ciudad Real, José Crespo, quien pide que no se criminalice al sector que está «herido de muerte», apostilla.
Asegura que está claro que el servicio de comida a domicilio y la recogida en el local «ni siquiera es una aspirina para una gran pulmonía, para el estado crítico en que se encuentran muchos bares y restaurantes de Ciudad Real y provincia, abocados al cierre».
Pero «no nos podemos rendir por las obligaciones contraídas: pagos corrientes y fijos que aún estando cerrados no se pueden evitar», subraya el presidente de la Asociación de Hostelería de Ciudad Real, tras hacer hincapié en los relativos a amortizaciones en algunos casos y alquileres en otros, además de los impuestos y tasas.
Comida a domicilio para resistir el embate del cierre - Foto: Rueda Villaverde«Cerrar un establecimiento es muy costoso y abrirlo, más». Además, «aunque permanezcan cerrados cuesta dinero» y, a modo de ejemplo, dice que el contador de una industria hostelera sigue corriendo y el recibo llega aunque no gastes un kilovatio. «Hemos tenido algunas ayudas como los ERTE para el personal», pero la hostelería «necesita urgentemente una inyección económica porque los recursos propios que genera no llegan a nada, para pagar impuestos, a proveedores, que también son autónomos», apunta Álvaro Madrid, propietario del bar-restaurante La Soga, ubicado en la Avenida del Rey Santo de Ciudad Real.
El conocido restaurador asevera que la situación que atraviesa el sector es «muy complicada» y «la única opción que tenemos es el delivery, comida a domicilio y esto no resuelve el gravísimo problema derivado del cierre del establecimiento. Sólo da para pequeños gastos, no para alquileres o impuestos», remarca Madrid.
Cero derechos. Su vecino, el también reputado cocinero Diego Morales Pérez, se expresa en los mismos términos. «Tenemos muchas obligaciones y nos han quitado nuestros derechos. Nos han quitado el derecho a trabajar, pero como empresarios tenemos muchas obligaciones para con los trabajadores, proveedores, propietarios de locales, cuentas de explotación, amortización ... Estamos en una situación delicada y muchos se van a quedar por el camino».
Comida a domicilio para resistir el embate del cierre - Foto: Rueda VillaverdeEl cierre «no es la medida». Aunque están acostumbrados a batallar y a lidiar con situaciones complicadas, el desánimo está haciendo mella y la sombra de la duda se está apoderando de ellos. Los hosteleros consultados por este diario ponen en duda que el cierre de sus establecimientos como medida para frenar los contagios vaya a dar resultado. «Los casos siguen aumentado y no creo que se pueda culpar a la hostelería», afirma Diego Morales, propietario del bar restaurante Señor Pérez.
Antes de la medida de cierre, el 14 de enero, los bares y restaurantes de la capital llevaban desde el 22 de diciembre de 2020 sirviendo solo en las terrazas tras decretarse el nivel 3 de las medidas restrictivas. Ahora Ciudad Real, como el resto de la provincia y comunidad, está en nivel 3 reforzado.
«Todos estamos de acuerdo en que lo primero es la salud y por eso hemos implementado las medidas y seguido un protocolo muy estricto porque no queremos que nadie se contagie en nuestros establecimientos», asevera Diego Morales Pérez tras reiterar que están «cerrados y pagando luz, agua, impuestos, alquileres, préstamos ...»
Comida a domicilio para resistir el embate del cierre - Foto: Rueda VillaverdeEn este contexto, José Crespo insiste en que el sector necesita ayudas. Los hosteleros consultados por este diario aseguran que la mayoría de las ayudas se han quedado en propaganda o préstamos finalmente.
Víctimas. «La pandemia nos está azotando fuerte y cada vez hay más contagios», pero «no podemos entender ni compartir las medidas impuestas a la hostelería. Algún científico nos puede dar la razón, pero no queremos entrar en esa batalla», declara José Crespo.
Afirma que se sienten «víctimas» de esas decisiones, que cree que se habrán tomado «con la mejor intención, pero insistimos en que posiblemente nuestros establecimientos son bastante más seguros que otros lugares donde la gente puede concentrarse o simplemente cruzarse», sostiene el presidente de los hosteleros de Ciudad Real y propietario de Casa Pepe, en Carrión de Calatrava, y que va a más allá, al aseverar que se sienten «maltratados», por un lado, y «desatendidos» por otro, ya que las ayudas son «insuficientes».
Comida a domicilio para resistir el embate del cierre - Foto: Rueda VillaverdeBelén García, del restaurante Octavio, también reclama ayudas. Se han visto forzados al cierre completo porque «las cuentas no salen» si han de contratar a una persona para el reparto de comida a domicilio.
Todos los hosteleros consideran que «las cosas van muy lentamente, las vacunas, y no vemos que la situación vaya a cambiar de aquí a 15 días. Posiblemente podrá cambiar en unos meses, pero ese tiempo puede ser la puntilla para muchos, el cierre total de sus negocios», concluyen.
Al séptimo día el hostelero no descansa. El cierre de bares y restaurantes ha obligado a muchos de los propietarios de estos negocios a trabajar de lunes a domingos, sin descanso. «Trabajamos todo el día y atendemos a cualquier hora para poder hacer frente a pequeños pagos», asegura Diego Morales, del bar restaurante Señor Pérez. Morales está sólo en la cocina por las medidas restrictivas y se ha programado para atender los pedidos a domicilio o en la puerta de su local. Está, como otros hosteleros, aguantando hasta que amaine el temporal.
Comida a domicilio para resistir el embate del cierre - Foto: Tomás Fernández de MoyaProductos frescos, del día. Los menús que sirven están elaborados con productos de primera calidad, frescos, de temporada: verduras y hortalizas, carnes y pescados comprados en el día o como mucho la víspera. Así que hay «mucha refrigeración y poca congelación», apunta Álvaro Madrid, del bar restaurante La Soga de Ciudad Real.
Es uno de los hosteleros que ha hecho una gran inversión para que su establecimiento sea un espacio seguro, libre de COVID. Confía en que la situación mejore, pero confiesa que el desánimo empieza a hacer mella. «La situación ya roza lo mental. Hay que hacer un esfuerzo: voy a levantarme, voy a ser constante, voy a hacer porque tengo que hacer porque si no me hundo...».
De clientela y cartas. Casa Pepe ha potenciado los servicios de catering y a domicilio. Agradece la confianza de los clientes fijos y de los que ha descubierto en esta etapa marcada por el coronavirus. Tampoco han dado la espalda los clientes a Diego Morales, de Señor Pérez, que ofrece una amplia oferta, sobre todo de teq-a-bite, hamburguesa de buey certificado, una buena croqueta, arroces, risottos y una carta de delivery «riquísima». La Soga, de Álvaro Madrid, también tiene una carta extensa. Miman los arroces, los asados típicos de la zona como la paletilla de cordero, guisos del día como pochas con almejas, garbanzos con bacalao, cocido ...
Belén García, del restaurante Octavio, confía en poder abrir de nuevo cuanto antes y ofrecer su riquísima cocina.