Julián Amores, presidente del Caserío, afronta esta fase de ascenso con esa sensación de que «es una cita histórica para el club y para la ciudad. Debe ser un fin de semana de alegría y para sentirnos orgullosos de este equipo. Solamente llevamos dos años en Plata y en cambio, Cisne y Villa de Aranda ya han jugado en Asobal y Burgos tiene un gran presupuesto. Nosotros vamos con esa ilusión de un niño». El presidente del Caserío quita totalmente la presión a sus jugadores. «El objetivo no son nunca los resultados, sino que la afición se identifique con el equipo por su entrega, humildad y cercanía y ese objetivo está cumplido con creces. Soy ciudadrealeño y veo que el club está aportando a la ciudad, así que me siento muy orgulloso».