Vivir en el lugar más frío de la Tierra no resulta tan difícil para un equipo internacional de científicos, que ha hallado nada más y nada menos que 3.500 formas de subsistir en el lago Bostok, una reserva de agua subterránea de la Antártida, que ha estado aislada de la atmósfera terrestre durante 15 millones de años y donde se llegan a alcanzar hasta los 90 grados bajo cero.
Los profesionales indicaron que este descubrimiento revela la existencia de un complejo ecosistema en la zona, «más allá de lo que se podría haber esperado».
«Los límites de lo que es habitable y lo que no están cambiando», señaló el autor principal del trabajo, que ha sido publicado en Plos One, Scott Rogers. «Se ha encontrado una complejidad mucho mayor de lo que nadie había pensado y demuestra la tenacidad de la vida, y cómo los organismos pueden subsistir en lugares donde hace un par de docenas de años, se pensaba que no podrían», apuntó.
Así, el científico explicó que, cuando empezó esta investigación con la perforación de la capa de hielo que cubría el lago (de 4 kilómetros de grosor), la ciencia determinada que se trataba de uno de los lugares más hostiles del planeta para albergar formas de vida. De hecho, en un principio Rogers cree que el agua puede haber sido completamente estéril.
La capa de hielo bloquea completamente la luz del sol y crea una enorme presión sobre el líquido. También se encuentra, literalmente, en el lugar más frío de la Tierra: se ha registrado en la zona la temperatura más baja del mundo con menos de 89,2 grados centígrados.
Pero, después de realizar pruebas de ADN y ARN en el agua fueron detectadas miles de formas de vida microscópicas, entre las que predominan las bacterias.
ESPECIES HABITUALEs. En cuanto a las especies halladas, Rogers ha apuntado que muchos esperaban que si se encontraba cualquier forma de vida en el lago, estarían adaptadas a las duras condiciones ambientales y, tal vez, serían completamente diferentes a la actuales como resultado de haber estado protegidas de la evolución de la vida.
Sin embargo, el científico explicó que «muchas de las especies secuenciadas son lo que se espera encontrar en un lago». «La mayoría de los organismos parecen ser acuáticos (de agua dulce), y muchos de ellos normalmente viven en los sedimentos del océano o un lago», matizó.
El equipo de Rogers cree que la normalidad de los organismos descubiertos se debe al hecho de que se quedaron allí como un «legado» de la Antártida cuando esta tenía un clima templado hace 35 millones de años, en lugar de como resultado de la evolución en el interior del lago.
De hecho, algunos de los organismos que se han hallado en el lago Bostok existen comúnmente en ambientes oceánicos (en los sistemas digestivos de peces y crustáceos), lo que sugiere que este lugar estuvo conectado a un cuerpo más grande de agua salada. Aún así, Rogers no excluye la posibilidad de descubrimientos sorprendentes. «Es un proyecto muy difícil y cuanto más se estudia, más se quiere saber. Cada día se está averiguando algo nuevo y eso lleva a más preguntas por responder», concluyó.
Perforaciones. Después de más de una década de perforación intermitente, Rusia atravesó el año pasado la corteza congelada de la Antártida y tomó muestras de agua de este gran lago que ha permanecido intacto durante al menos 15 millones de años. Los científicos aseveran que la oscuridad helada del lago Bostok, bajo unos 3.700 metros de hielo, puede proporcionar una visión del planeta antes de la edad de hielo y pistas sobre la vida en otros planetas. «Después de excluir todos los contaminantes conocidos, se encontró ADN bacteriano que no coincide con ninguna especie conocida en bases de datos mundiales», dijo Sergei Bulat del St Petersburg Nuclear Physics Institut. «Si (las bacterias) se hubieran encontrado en Marte, entonces, sin duda, nos habrían dicho que hay vida», manifestó hace cinco meses.