Santiago Posteguillo cuenta cómo se gestó 'Circo Máximo'

M. Sierra
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El escritor de novela histórica presentó en el salón de actos de la Biblioteca Pública del Estado el segundo volumen de la Trilogía de Trajano que arrancó con 'Los asesinos del emperador'

Santiago Posteguillo durante la presentación de su libro. - Foto: Tomás Fdez. de Moya

Trajano, el optimus princes, fue un emperador romano, conocido por sus batallas en la Dacia, por ser honesto, noble y uno de los primeros en combatir la corrupción, hasta el punto de ser uno de los primeros gobernantes que no dudó en «hacer públicos los gastos de su familia». Era un gran militar, del que se sabe que solo perdió una batalla, y, lo más importante, de los que no se limitaba a dar ordenes, sino a predicar con el ejemplo, luchando junto a sus soldados. Grosso modo, así es como ve Santiago Posteguillo al protagonista de su trilogía de Trajano, que arrancaba con Los asesinos del emperador, de la que acaba de publicar el segundo libro, Circo Máximus, una obra histórica que ayer presentaba en el salón de actos de la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real.

Ante un aforo al completo, Posteguillo demostró que domina no sólo el arte de la escritura, sino también el de la oratoria, del que se valió para hablar de esta nueva novela, o mejor dicho, de cómo se gestó y de los tres ejes en torno a los que gira la historia. El primero, las carreras de cuádrigas, esas en las que gana el carro que antes llega a la meta, «esté muerto o vio su auriga». «Quería escribir algo sobre este tipo de carreras y hacerlo con la espectacularidad de las imágenes de Ben-Hur que todos hemos visto alguna vez, pero además hacerlo de manera diferente». De ahí que el Circo Máximo se convierta en uno de los grandes escenarios de la nueva historia, con competiciones de 12 carros tirados por cuatro caballos, que daban siete vueltas al circo y tenían que hacer «14 giros mortales de 180 grados».

Trajano, como protagonista de la trilogía, es el centro de otro de los ejes sobre los que gira el nuevo texto en el que relata las dos grandes campañas que llevó a cabo el emperador para conquistar la Dacia. Eso llevó a Posteguillo incluso a realizar un viaje por Rumanía para documentarse. Un viaje del que salieron esas «pequeñas historias» que atraviesan y complementan la trama principal, como la que surge en torno a la construcción de un puente permanente sobre el Danubio, realizado por Apolodoro de Damasco.

Pero con esto «no era suficiente», y fue así como surgió el tercer eje sobre el que gira Circo Máximo, la historia de la vestal Menenia, amante de un auriga, y que será juzgada por incumplir su labor como guardiana de la llama sagrada, por un tribunal eclesiástico presidido por el emperador Trajano, que curiosamente «quiere protegerla». Aunque lo que no se sabe es el «porqué» de ese afán, subrayó el escritor.

Con esta tercera pieza, Santiago Posteguillo, además de terminar de redondear su Circo Máximo, conseguía cumplir un deseo del de escribir «de juicios» un género que, según comentó, le apasiona. Tal vez por eso, no se conforma solo con juzgar a la joven, sino que se vale del mejor abogado de la época para defenderla, Plinio el Joven, además de rodear el caso de obstáculos que harán más difícil dicha defensa. Para saber que pasará con la joven vestal, como explicó Posteguillo, habrá que leer el libro.

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