Diagnóstico precoz y acompañar al paciente, claves contra el VIH

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El sector sanitario insiste en la necesidad de impulsar la mejora y estrategias de los exámenes médicos para lograr que las personas que sufren la enfermedad puedan ser tratadas antes y conseguir menos transmisión del virus

Diagnóstico precoz y acompañar al paciente, claves contra el VIH - Foto: Imagen de jcomp en Freepik

Hace 30 años, un 22 de diciembre de 1993, se estrenó Philadelphia, una apasionante película que abordaba los prejuicios y las injusticias a las que tenían que enfrentarse las personas con VIH en la década de los 90. De aquel film que llevó a su protagonista, Tom Hanks, a ganar su primer Óscar, la realidad del VIH ha cambiado vertiginosamente.

Los avances médicos han transformado el significado de esta infección: de sentencia de muerte a enfermedad crónica y manejable. Aunque, en el campo social, el progreso no haya sido tan notable.

El Día Mundial del Sida, con el fin de apoyar a las personas con VIH y recordar a las que han fallecido por enfermedades relacionadas con el sida, hace patente la realidad a la que, aún hoy, se enfrentan las personas con el virus. Sobre todo, cuando se estima que, en todo el mundo, se diagnostican cada año 150.000 millones de nuevos casos, 3.000 de ellos en nuestro país.

Diagnóstico

Alrededor de 150.000 personas viven con VIH en España, de las que cerca del 7,5% no está diagnosticada. Casi la mitad de estos diagnósticos son tardíos, lo que implica que los pacientes se encuentren en peores condiciones y el abordaje y manejo de la infección sea bastante más complejo.

En este sentido, es fundamental impulsar las estrategias de diagnóstico para lograr, por un lado, que las personas con VIH puedan ser tratadas antes y conseguir un mejor estado de salud y, por otro, que haya menos transmisión del virus. Bajo estos fines, iniciativas como Deja tu Huella son clave. Un ejemplo de proyecto que, desarrollado por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias y Gilead, ha permitido detectar más de 1.200 nuevos casos en los últimos 2 años y ha reducido el tiempo de diagnóstico de un mes a una semana; evitando así 4.500 nuevos contagios. Para ello, se ha realizado más de 100.000 serologías en más de 120 hospitales de la geografía española.

Es evidente que los avances logrados en tratamientos antirretrovirales son indudables, pero la eficacia en el control virológico no debe ser el único criterio en el cuidado de las personas con VIH, que siguen enfrentándose a interrogantes que hay que abordar para garantizar una mejor calidad de vida.

Y es que, aunque se han dado grandes pasos a nivel médico, en el aspecto social no se ha mejorado todo lo que se debería. Según el estudio de Creencias y actitudes de la población española hacia personas con VIH 2021, casi el 20% de los españoles evitaría el contacto con una persona con VIH y un 10% asegura que no tendría relación de ningún tipo.

Unas afirmaciones que están presentes en nuestra sociedad y por las que, cuando una persona recibe la confirmación de su diagnóstico, entra en una espiral de preocupaciones, dudas e incertidumbres donde el sentimiento de culpa es omnipresente.

Es en estos momentos cuando se advierte necesaria una red de apoyo que permita reducir ese vértigo e impacto psicológico que conlleva el positivo. Así se logrará, además, eliminar los falsos mitos, animar al entorno familiar y asegurar una vida saludable con una correcta adherencia al tratamiento. Es aquí donde las ONGs juegan un papel crucial. Asociaciones como Adhara, por ejemplo, llevan más 9 años realizando el Programa de Pares, un proyecto de educación en salud entre iguales. Personas con VIH previamente formadas específica y profesionalmente acompañan y proveen de apoyo a otras personas con dicha infección con el fin de brindar un mejor bienestar emocional, físico y social.

Gracias a este soporte, se han podido desarrollar intervenciones en función de la situación que atraviese cada uno, sin miedo a los posibles prejuicios. Ejemplo de ello son dudas recurrentes en los inicios, como si es posible tener una relación sexual o sentimental estable e, incluso, el tener hijos sin VIH.