Almagro no es solo conocido por su Festival Internacional de Teatro y sus berenjenas, también lo es por su encaje de bolillos, una tradición artesanal que está a solo un paso de recibir la protección de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), una figura que el sector espera que conlleve una mayor promoción y un aumento en las ventas. El Parlamento Europeo aprobó ayer el texto legislativo para la protección de las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) para Productos No Agroalimentarios, una figura que en el caso de Castilla-La Mancha beneficiará a sectores como los encajes de Almagro, el mimbre de Cuenca o Priego, el Oficio de Lagartera, la cuchillería de Albacete, la cerámica de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo y la espada y damasquinado toledano, entre otros sectores artesanos a nivel europeo.

En plena plaza Mayor de Almagro, el ruido de los bolillos atrae a curiosos y forasteros. Nieves Cuadra regenta Artes El Villar, un negocio familiar de  cuarenta años de trayectoria en los que el encaje «ha ido evolucionando». Antes, recuerda mientras hace bolillos a las puertas de su negocio, se elaboraba todo aquello relacionado con el ajuar y la mantelería, y ahora se hacen otro tipo de artículos que van desde pulseras, colgantes y abanicos hasta bolsos y conjuntos de bebé. Pero a pesar de toda esa diversidad de productos, cada vez son menos las encajeras que se dedican a este oficio. «Cada vez quedan menos, y las que hay tienen una media de edad muy alta, la mayoría tienen 85 o 90 años, unas edades que hace que por diferentes circunstancias, como puede ser el fallecimiento o alguna enfermedad lo vayan dejando», lamenta. El encaje de bolillos es una labor que requiere «tiempo y mucha paciencia» y los jóvenes «además de no tener ni tiempo ni paciencia, tampoco lo ven como un sustento, pues la hora de una encajera puede estar entre 20 y 30 céntimos», por lo que teme que «la comercialización del encaje tenga sus días contados». «No le doy más que siete u ocho años de vida. No hay personas que lo trabajen para venderlo», añade con nostalgia. 

En Almagro hay a día de hoy unas cinco empresas dedicadas a la elaboración y venta del encaje de bolillos. Entre ellas se encuentra también la de Paqui Manzano, quien con tan solo ocho años ya escuchaba a su padre decir que «el encaje tenía los días contados». Y de eso, rememora, ya han pasado  casi 60 años y la tradición «sigue ahí», aunque reconoce que cada vez hay menos encajeras. Asegura que toda protección «viene bien» y recibe con alegría la noticia de la aprobación de la legislación europea encaminada a proteger oficios y productos artesanos entre los que se incluye esta labor, paso previo a consolidarse como Indicación Geográfica Protegida. «Espero que esta figura traiga una promoción como se hace con el teatro, pues se promociona mucho más el Festival Internacional de Teatro que el encaje», lamenta. 

Europa aprueba proteger el encaje de Almagro con una IGP - Foto: Rueda Villaverdefigura de protección. Esta norma, que vio la  luz en el Parlamento Europeo con 616 votos a favor, nueve en contra y siete abstenciones, viene a garantizar que productos de renombre como los citados estén protegidos tanto en la UE como a nivel global. Tras el camino emprendido, ya sólo resta la aprobación definitiva en el Consejo Europeo, que podría suscitarse en octubre. El texto aprobado ayer unifica reglas nacionales divergentes sobre registro, control y aplicación de la protección de las indicaciones geográficas, tareas que quedarán repartidas entre las autoridades nacionales y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.

En virtud de este texto legislativo, las empresas más pequeñas recibirán apoyo para tramitar las solicitudes. Los Estados miembro serán responsables del control, incluidos los bienes vendidos en línea, y de la aplicación, asegurándose de que los productos se comercialicen de conformidad con sus especificaciones de producto. A diferencia de la protección de las indicaciones geográficas de los alimentos, vigente en la UE desde hace años, la protección de la artesanía y los productos industriales se hizo posible tras la adhesión de la UE al Acta de Ginebra en 2019, que permite que los productos locales no alimentarios sean reconocidos mundialmente.

«Acabamos de aprobar un reglamento que creará un nuevo sistema de garantías para la producción de productos artesanales y genuinos que hemos de proteger por su valor, algo que impedirá además el plagio y la usurpación», declaró la eurodiputada ciudadrealeña Cristina Maestre tras la votación.

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