17 asesinadas por violencia machista en Ciudad Real

A. Pobes
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La provincia registra su primera muerte por violencia de género de 2024, aunque la lista negra empezó en el año 2005 en Piedrabuena, donde un hombre mató a su mujer, de 82 años

17 asesinadas por violencia machista en Ciudad Real - Foto: Jesus Monroy

La provincia sumó este viernes su primera víctima mortal por violencia de género en este 2024. Es la quinta en lo que va de año en España. En Ciudad Real, desde que hay registros, desde 2003, son ya 17 las mujeres asesinadas. Cándida, de 54 años y madre de un niño de ocho, es la última. Fue asesinada a manos de su marido, Miguel Molina, también de 54 años, en Aldea del Rey. Ella es la número 17 de una lista negra que empezó en Piedrabuena, en 2005. Allí, Rosaura, de 82 años, fue degollada por su marido, Ramón Lozano, de 79. Tras perpetrar el crimen, el agresor se cortó las venas con la intención de quitarse la vida.

Los años con más muertes fueron 2006, 2007 y 2017, cuando hubo que lamentar dos crímenes en cada uno de ellos. Ana Isabel en Argamasilla de Alba y Vanesa, en Puertollano; Ramona, en Bolaños de Calatrava y Rosario en Miguelturra; Ana Belén en Daimiel y Ana María en Campo de Criptana ponen nombres a esos dramáticos números que, además, dejaron los asesinatos también de hasta cuatro menores en esos mismos sucesos. 

La última mujer asesinada en la provincia fue hace poco más de un año. En Piedrabuena. Belén fue encontrada muerta un 8 de enero con solo 24 años. El agresor, su marido, Eduardo, le causó heridas en el tórax con un cuchillo provocándole la muerte. La víctima dejaba huérfano de madre a una niña de tres años.  Ese crimen machista consternó a la provincia y el acusado está pendiente aún de responder ante la justicia por sus hechos. 

A día de hoy hay casi 900 mujeres en la provincia que aparecen en las cifras del Sistema de Seguimiento Integral de los casos de violencia de género, el VioGén, de las que 11 presentan un nivel de riesgo alto, esto es, existe con ellas una probabilidad elevada de que el agresor vuelva a cometer un acto de violencia contra la víctima, e incluso que pueda poner en peligro su vida. Por eso, se aplican medidas de protección policial y asistencial intensas y frecuentes, como vigilancia permanente, controles aleatorios, contacto con personas del entorno, traslado a un centro de acogida o cambio de domicilio. La mitad de ellas tienen de 18 a 30 años.