"A algunas compañeras las han mandado a recoger algodón"

Alicia González
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Las agresiones a profesionales sanitarios en los centros de salud son un «problema bajo la sábana» que no registra un número real de denuncias por el miedo de los facultativos a recibir represalias

Kiar (2i), la facultativa agredida en Torralba de Calatrava, la pasada semana junto a representantes del sindicato CSIF - Foto: La Tribuna

Desde su llegada a España, en el mes de abril del año pasado, Kiara Vanesa García ha desarrollado su labor sanitaria en varios centros de salud . En Colombia, su país de origen, estudió Medicina durante siete años y continuó su formación con dos másteres. Posteriormente, comenzó a formar parte del servicio público sanitario, trabajando en diferentes consultorios del Sescam y garantizando el derecho a la salud de los vecinos de pequeños municipios y zonas rurales. Su historia se asemeja a la de miles de personas procedentes de América del Sur que encuentran en la atención primaria de la sanidad española un lugar para desarrollar y aplicar sus conocimientos.

A diferencia de sus pacientes, en ocasiones sus derechos se ven vetados. Esta facultativa ha vivido varios casos de agresión laboral en Villarrubia de los Ojos. El último, el pasado 16 de febrero. Kiara pasaba su consulta habitual en el centro de salud de Torralba de Calatrava. Una paciente acudió 50 minutos tarde a su cita presencial y la médica le explicó que debía atender a otros pacientes y acudir al desempeño del servicio de atención continuada a Carrión de Calatrava. Lo que vino después fueron insultos xenófobos, racistas y vejaciones por parte de la paciente como: «Hay que joderse con los panchitos de mierda», «No merecemos a gente como tú, vete a tu puto país» o «Eres una latina de mierda, no sirves para nada». Kiara tuvo que ser atendida por sus compañeros sanitarios por una crisis de ansiedad. 

Gracias a una profesional del sector trasladó el caso al sindicato que la ayudó inmediatamente a ponerlo en manos de la Justicia. Hasta entonces, la médica había sentenciado al silencio este tipo de episodios. «No somos conocedores de las leyes como tal de este país», explica. «Hay muchas cosas que me generan miedo porque yo no sé hasta qué punto estoy protegida». Así narró este suceso ante los medios de comunicación en una concentración, el pasado viernes, donde, junto al sindicato CSIF, condenó las agresiones hacia los sanitarios. 

Pero no es la única que, en su día a día, tiene que enfrentarse a determinados pacientes en actitud desafiante y agresiva. «Mis compañeras anteriores no denunciaron por miedo», añadió. «Acudí a una compañera que me dijo: mira, yo también me vi agredida. Y de ahí te vas enterando de más casos y más casos». «En otros centros donde tengo compañeras que son morenas o son negras, la gente llega y pregunta: ¿está la negrita hoy?», narró. «A mis compañeras las han mandado a recoger algodón. ¿Crees que eso es justo?». En el acto la acompañaron algunos familiares. A ellos también les ha afectado la situación. Tras denunciar el caso, Kiara recibió en redes sociales insultos y amenazas que la facultativa aún intenta compensar con el apoyo recibido por parte de muchos compañeros del sector sanitario. Los cuatro casos de agresión que Kiara García ha sufrido ya forman parte de un proceso judicial. Ha vuelto a incorporarse a trabajar y contó a La Tribuna que no se siente del todo segura. A pesar de la situación, aseguró que no se trata de un acto de valentía, sino de justicia para poner solución a un problema que se está normalizando, especialmente para los médicos extracomunitarios: «Todo lo que yo he estudiado se resume a nada, para ellos solamente soy una latina más». 

el miedo a las represalias. La violencia verbal o amenazas dentro de las consultas de centros sanitarios registra un índice importante de casos para Castilla-La Mancha, que es, según datos ofrecidos por CSIF en 2021, la sexta comunidad autónoma con más agresiones. Sin embargo, desde el sindicato no pueden establecer una cifra exacta en la provincia, porque, aseguró la responsable provincial del sector de sanidad, Ana Isabel Fernández, «las víctimas tienen miedo y no denuncian esta violencia».