Una función para la exaltación mariana

Nieves Sánchez
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El sacerdote ciudadrealeño Ángel Puentes preside ante cientos de fieles la eucaristía con la que Ciudad Real celebra que Nuestra Señora del Prado «es su reina y madre»

Con el 'A ti Inmaculada', de José Pagán, entonado por la Coral Polifónica de Ciudad Real y ante cientos de fieles congregados en la Basílica Catedral de Ciudad Real, el sacerdote ciudadrealeño de la Archidiócesis de Sevilla, Ángel Puentes Arenal, presidió la misa que abría la jornada de la Octava con la que se puso fin a los festejos en honor a la patrona de Ciudad Real, Santa María del Prado. Actos religiosos que comenzaron el pasado sábado 15 de agosto con la festividad de la Asunción.

Con la Virgen de tez morena presidiendo la eucaristía frente a los ciudadrealeños que ocuparon todos los bancos del templo, en el que también hubo un buen número de personas que siguió de pie los ritos, el oficiante se dirigió a los devotos para entonar una homilía de exaltación «a la madre y reina de Ciudad Real». En los primeros bancos, el subdelegado del Gobierno, Fernando Rodrigo, acompañado por el comisario provincial de la Policía Nacional, Emilio Durán, siguieron la eucaristía, a la que también acudieron miembros del Grupo Popular en la oposición.

la verdadera corona. Ángel Puentes empezó su homilía ensalzando el papel de las madres, en un día para la exaltación de la reina de Ciudad Real, cuya corona verdadera, «esa que nadie puede quitarle», «está labrada y cincelada por las buenas obras de sus hijos de Ciudad Real». Una corona formada, sobre todo, por «los enfermos, los sin techo, los jóvenes que han perdido el sentido de sus vidas, los ancianos y los pobres, a los que la madre de Dios da cobijo desde antes de que Ciudad Real fuera ciudad».

En medio de unas palabras para el recordatorio de las fechas que unen a la patrona, la Virgen del Prado, con su ciudad, el sacerdote valoró el papel de las madres, «de las que dependemos y aprendemos». «Nacemos unidos a ellas y desde el primer momento ocasionamos trastornos en su cuerpo, en sus noches y en sus actividades. Hasta el punto que de jóvenes nos olvidamos de la mujer que siempre nos espera con un mantel repleto de lo que la crisis nos roba».

Ángel Puentes subrayó especialmente el papel sacrificado de las madres y recordó, en este sentido, las palabras del papa Francisco: «No es una suegra que vigila si no una madre que vigila a sus hijos» y «que pide por el que está parado y en la droga».

En el plano personal, el sacerdote ciudadrealeño recordó las palabras que en cierta ocasión le dirigió Francisco del Campo en la plaza de Cervantes, por donde caminaba con su madre: «Las madres de los sacerdotes tendrían que vivir siempre porque sin ellas no vamos a ningún sitio. Y esto es lo que Ciudad Real celebra hoy, que la Virgen del Prado es madre y reina» y es su mirada «la que nos lleva a Dios», tal y como pronunciara el papa Francisco.

El presbítero de la Archidiócesis de Sevilla instó a los ciudadrealeños a buscar la luz en la Catedral, «en los ojos de nuestra madre». «Nos hace falta su luz para apartarnos de los intereses puramente humanos y esta madre, cuya corona somos nosotros, nos ofrece la luz del fruto bendito de su vientre. Ofrece a su hijo a la ciudad que tanto quiere», pronunció.

«¡Ciudad Real tiene una reina y que reina tiene Ciudad Real!», proclamó el sacerdote desde el púlpito para llegar al final de una homilía que vino seguida de peticiones por los cristianos «que viven en la incertidumbre» y los que viven en el dolor. Asimismo, el oficiante encomendó especialmente a la Virgen, en el día de su Octava, a aquellos que no creen en Dios «para que haya un aumento de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa».