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El día que el cole es un frenesí

N. Sánchez
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Cada año es igual, sonrisas tímidas en septiembre y alegría desmedida en junio con fiestas, despedidas y arrastre de mochilas. El final de curso llega a las aulas con música, risas y baile

En el hall del Colegio Salesianos Hermano Garate reina el silencio, roto de vez en cuando por la entrada o salida de algún profesor y el tránsito de los chicos de la ESO que suben y bajan charlando animadamente. Falta media hora para que el curso 2017-2018 llegue a su fin, 30 minutos para que las mochilas vuelvan a quedar arrinconadas en el último armario de casa y empiecen sin horarios los días de playa, sol, bicicleta y amigos. Dos niñas de unos 7 años aparecen por la puerta del patio central y se acercan sonrientes a Cristina, la conserje del centro de la calle Ramírez de Arellano. Le ofrecen bizcocho, «lo he hecho yo para la fiesta de fin de curso», dice una de ellas. Regresan saltando. 

La música y la algarabía vienen de los pisos de arriba. En una clase de sexto los sentimientos de felicidad por la llegada del verano y tristeza por el fin de un ciclo se encuentran entre las mesas llenas de palomitas, gusanitos y refrescos. «Estoy muy contenta porque me voy un mes a Valencia con mi familia, pero ya cambiamos a la ESO y nos tendremos que separar el grupo de amigos» cuenta Carlota, de 11 primaveras y un verano por delante de piscina. Ayer fue la graduación de este nivel en el centro, y ahora tocan las notas el día 27.

«Se lo han ganado, ha sido un curso muy bueno y ahora toca descanso y diversión», explica Pedro Madrid, tutor de una clase de cuarto de Primaria en la que los niños bailan al son de una de las canciones del verano; comen, ríen, se abrazan y se despiden con los grados subidos de un verano que está  de estreno. «Afortunadamente, el calor ha entrado más tarde porque el año pasado teníamos que pulverizar agua en las clases». Mercedes Megía, directora pedagógica de Infantil y Primaria, comenta que entregados los trabajos y hechos los exámenes los últimos días son de relax, con fiestas por secciones, actividades de agua y exposiciones. «Ahora nos toca a nosotros la evaluación esta semana y a algunos estar hasta mediados de julio».

El reloj marca las 13.00 horas. Fuera, a las puertas del colegio, aguardan los padres, los que tendrán que hacer «encaje de bolillos» para seguir conciliando trabajo con las vacaciones escolares. «Esta mañana ya se ha levantado diciendo que quiere ver el mar, así que es lo que toca», cuentan Desiré y Sergio, papás de Andrés, de 4 años. El hijo pequeño de Teresa Rodríguez pasa de Infantil a Primaria y eso es «un peldaño importante». «Habrá más tareas y más dedicación y el verano pues a turnos mi marido y yo y tirando de abuelos. No queda otra».