El olvido es el hermano ausente de la memoria», escribe Nooteboom. Por eso, el colectivo ugandés de mujeres Nacwola impulsó el proyecto de Memory Book en los que las mujeres afectadas por el Sida plasman en un cuaderno todo aquello que no podrán contar a sus hijos en vida. El objetivo del fotógrafo sevillano David Rengel, ha recogido su historia en un país en el que el VIH ha dejado casi un millón de huérfanos de hasta 17 años. Y la muestra en la exposición Enfermedades olvidadas, inaugurada ayer en la sede del colectivo Alumbre la contiene.
«La mayoría de las personas que tienen Sida están estigmatizadas», lamenta Rengel en un grito contra la indiferencia. La colección de 44 instantáneas, que se pueden ver en Ciudad Real, también abordan, bajo el título Muerta alada, la malaria, una patología parasitaria especialmente presente en África Subsahariana que se transmite por la picadura de mosquitos Anopheles. En 2009 se fue a Tanzania, a los campamentos de refugiados en los que estaba trabajando Cruz Roja, para conocer de cerca una patología que, según explica, «lleva con nosotros desde antes de que existiera el ser humano».
Allí, el fotógrafo sevillano, cofundador de la ONG AnHua, conoció el Ifakara Health Institute, un centro de investigación en el que se perfeccionan larvicidas, se desarrollan nuevos repelentes que puedan sustituir al DDT, se investiga el hongo Beauveria bassiana, utilizado con eficacia para el control de insectos, y se ensaya con la RTS'S, una vacuna en la que muchos ven la auténtica esperanza contra la malaria. «En Tanzania, que es el principal exportador de mosquiteras de África, están haciendo todo lo posible por erradicarla», asegura.
En India, de la mano de Médicos Sin Fronteras (MSF), Rengel se topó de bruces con la realidad de la leishmaniasis visceral, también conocida como kala azar o fiebre negra en hindi. «Es una enfermedad olvidada en cuanto a investigación y desarrollo de nuevos tratamientos, porque se da en zona muy deprimidas y ataca a los más pobres», denuncia. Además, según subraya, «es muy difícil de tratar, porque el agua contaminada con arsénico podría estar relacionada con el fracaso de los fármacos».
la tuberculosis. Ya en el sudeste asiático, en Camboya, también con MSF, Rengel se centró en la tuberculosis, «la bacteria que más mata en el mundo. Y es que la resistencia a los tratamiento se convierte en uno de los retos más difíciles en el control de la expansión del bacilo, si se tienen en cuenta su elevada letalidad y el crecimiento del fenómeno.