El líder de UpyD no lo tiene fácil. Primero ha tomado las riendas del partido en un momento de crisis interna y, sin apenas tiempo para darse a conocer, se ve en la papeleta de sustituir a una persona tan carismática como Rosa Díez. Y, segundo, tiene que luchar contra el ninguneo al que se ha visto sometida su formación, apartada de los principales debates televisivos, por lo que él llama «la dictadura de la demoscopia». Aún así, confía en obtener representación parlamentaria en la próxima legislatura y llevar la voz de esta formación al hemiciclo. Nos recibe en su despacho, tras interrumpir una reunión con representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
¿Para qué se ha reunido con la OSCE?
Ha sido a petición de ellos. Dentro de su trabajo habitual elaboran un informe sobre el desarrollo democrático de las elecciones en distintos países, entre ellos España y una de las cosas que más les han llamado la atención es la vulneración del pluralismo político y la normativa electoral en nuestro país. Están recabando datos de los diferentes partidos políticos y nosotros hemos facilitado nuestro dosier en el que, de forma detallada, indicamos las reclamaciones que hemos hecho a la Junta Electoral, el espacio real de cobertura informativa que estamos recibiendo, que es en torno al dos por ciento. Mientras tanto, Izquierda Unida tiene el cinco, Ciudadanos y Podemos más del 10 y PP y PSOE acaparan en torno al 30 por ciento.
¿Cree que son víctimas de la democracia demoscópica?
Bueno, más bien la dictadura de la demoscópica. Por supuesto que sí, claro, porque esto afecta al núcleo de la democracia que es el pluralismo político. Hablo del hecho de que no estén preguntando por nosotros en las encuestas. ¿Esto quién lo decide? Metroscopia, por ejemplo, no pregunta por nosotros. Y esto tiene consecuencias porque condiciona al votante y a la opinión pública... Si no preguntan por nosotros no aparecemos, el votante piensa que su voto es inútil y eso afecta al tema de la financiación.
¿Qué quiere decir?
Pues que si las encuestas no te dan un buen resultado porque ni siquiera preguntan por ti, los bancos no te financian y sin financiación ¿cómo haces campaña? Y si no haces campaña... Todo esto parte de una decisión que no se sabe muy bien quién toma. Una empresa privada que sigue las instrucciones normalmente del cliente que le ha encargado la encuesta. De hecho, Metroscopia dice que no pregunta por nosotros por expresas instrucciones de El País. Eso es lo que está pasando.
¿Por qué sucede esto?
La causa es lo de menos, porque no se puede permitir que se vulneren las leyes. Pero aún así, tengo bastante claro que hay una deliberada promoción de determinadas opciones políticas, entre ellas Ciudadanos, en detrimento de otras. Además, hay otras cuestiones relacionadas con las audiencias y es evidente que nosotros, como partido, hemos sido bastante incómodos. Hay un conjunto de factores; por supuesto hay intereses de medios de comunicación que tienen dueños y tienen deudas muy importantes. Y luego debido a la irrupción de Podemos se ha decidido apostar por otra opción de cambio por si el bipartidismo estaba tocado.
El CIS, que sí preguntaba por su formación, les sitúa al límite de entrar o no en el Congreso. ¿Qué expectativas reales tienen?
El CIS nos da un resultado algo mejor que en 2008, cuando entramos en el Congreso. Entonces sacamos más de lo que nos daban. Eso ha sido una constante, sacar mejores resultados que lo que nos daban las encuestas oficiales. Nuestro objetivo es estar en el Congreso de los Diputados y tener grupo parlamentario propio. Ese sería el resultado óptimo. Aunque yo dirá que el número de escaños es casi secundario porque lo importante es que esté la voz de UpyD porque es muy distinta y mejora las instituciones.
¿Han superado todos sus problemas internos?
Sí, sí, creo que todo eso está totalmente superado desde julio cuando tuvimos el congreso extraordinario. Los que han querido buscarse un sillón en otro sitio lo han hecho y los que no pues nos hemos quedado defendiendo unos principios y unas ideas, siendo conscientes de la dificultad que tiene remar contracorriente. Esa es una de nuestras características, ir contracorriente. A veces hemos defendido cosas impopulares, como ir a unas elecciones en el País Vasco y Navarra defendiendo la supresión de los derechos históricos.
Pero eso da pocos votos, ¿no?
Ya, pero creemos que un partido tiene que ir por delante de la sociedad en lugar de decir lo que la gente quiere escuchar, que es lo que hace el populismo. Y es lo que hemos hecho siempre. Desde que nacimos hablamos de la regeneración de la democracia, de la reforma de la Constitución, del fin de los privilegios políticos, de los aforamientos, de los indultos... En todo eso hemos sido pioneros. Y nos llamaron de todo. Nosotros defendemos un cambio de verdad y quizás hemos elegido el camino más difícil, pero el que creo que lleva al objetivo de una regeneración auténtica de España, no cosmética. No queremos sustituir al PP o al PSOE para hacer exactamente lo mismo que ellos.
Mirando hacia atrás, hubo un punto de inflexión en UPyD que fue el fracaso de las negociaciones con Ciudadanos para explorar una fusión o un acuerdo. Usted precisamente encabezó esos contactos.
¿Cambiaría algo?
No, porque la conclusión de aquello es que somos dos proyectos totalmente distintos. Y tenemos que explicar a la gente por qué somos distintos, en cuanto a democracia interna, transparencia, limpieza... Nosotros tenemos ocho años y ni un solo imputado. Eso no es casualidad. A Ciudadanos le acaban de imputar a un alcalde y tienen muchos casos de corrupción.
¿Es la lucha contra la corrupción la principal seña de identidad de UPyD?
Nosotros hemos llevado a los tribunales el caso Bankia, las preferentes, las tarjetas black... Somos el único partido que se ha negado al reparto de las instituciones: de la Justicia, organismos supervisores, televisiones públicas. Nos negamos a nombrar a nuestros delegados políticos porque una cosa es hablar y otra es resignarte a perder tu cuota de influencia política. Esto es lo que es revolucionario en España y lo que no ha interesado contar. También renunciamos a los coches oficiales, a los asesores, nuestros concejales en Madrid se rebajaron el sueldo...
Pues da la impresión de que esto solo lo ha hecho Pablo Iglesias.
Pues sí y eso puede ser también que no hemos sabido venderlo bien, no vamos a echar la culpa de todo a los demás. Hemos pecado de ingenuidad. Yo pensaba, por ejemplo, que todo el mundo sabía que nosotros sacamos adelante el caso Bankia con nuestra querella y con un trabajo tremendo. Pero he descubierto que muchos españoles no se habían enterado y, lo que es más terrible, que a muchos les daba igual. Una parte es responsabilidad nuestra, sin duda, pero también tiene mucho que ver con lo que interesa contar... Y en nuestro caso no ha interesado contarlo.