Cuando Justino es en realidad Casimiro

F.J.R. / Toledo
-

Justino, el dibujo animado protagonista del anuncio de la lotería de Navidad de este año, está creado a imagen y semejanza de un toledano, Casimiro Rodríguez, que trabajó 40 años en 'Confecciones Búa'

Justino, un guardia de seguridad que trabaja en turno de noche en la ficticia fábrica de maniquíes ‘El Pilar’, es el protagonista imaginario del anuncio de la Lotería de Navidad de este año. Por su horario nunca coincide con sus compañeros de trabajo, y para no sentirse tan solo empieza a interactuar con los maniquíes.

Inicia un particular modo de comunicación con los trabajadores del turno de mañana. Les felicita el cumpleaños con los maniquíes, les riega las plantas, les llega a hacer un enorme árbol de Navidad con ellos... Una laboriosa tarea que hace que se olvide de apuntarse en la lista de la Lotería de la empresa.

Para mayor desgracia, la fortuna sonríe a la fábrica, y toca ‘El Gordo’ de Navidad. Justino se acuerda de que no se apuntó, pero sus compañeros no se olvidan de él porque, fiel a la filosofía del tradicional anuncio, «el mejor premio es compartirlo». Una emotiva historia con final feliz que tiene su reflejo en la realidad.

Y es que Justino es más que un dibujo animado, es de carne y hueso, y vive en Toledo. Su verdadero nombre es Casimiro Rodríguez y su identidad se confirma no solo por su inequívoco parecido con su álter ego de animación, «incluso en gestos y andares», sino porque la propia directora de la agencia de publicidad responsable de la campaña de Lotería, la también toledana Chiqui Búa, así lo ha confirmado.

Aunque Casimiro es de carne y hueso, nunca ha trabajado de vigilante de seguridad, ni en una fábrica de maniquíes. En realidad, este toledano de 67 años trabajó durante cuarenta años como encargado de cinco tiendas de moda que fueron muy famosas en Toledo capital. Se trataba de ‘Confecciones Búa’, propiedad de los padres de la ideóloga del anuncio de este año.

«Entré en 1961 en la empresa y conocí con 3 o 4 años a Chiqui. La amistad perdura. Yo era una imagen muy familiar para ella, incluso muchos días comía o cenaba en su casa con sus padres», reconoce Casimiro, que no oculta que está «desbordado» por la repercusión mediática que está teniendo gracias al anuncio.

Pero, ¿por qué maniquíes? El propio Casimiro desvela el misterio. «En el gremio de la confección era nuestra arma de trabajo. Tanto para montar la ropa como para el escaparate, que se cuidaba mucho. Tener un gran escaparate era la imagen de la empresa», explica.

Con todo, en sus cuarenta años en la compañía no les tocó la lotería, «pero sí que era habitual regalarla en aquella época del año».

Casimiro reconoce que no es muy «lotero», pero este año se ha liado la manta a la cabeza y ha comprado «más cupones de la cuenta». No quiere desvelar en qué número cree que caerá El Gordo,  pero está rápido en apuntar que si le toca montará una buena fiesta en el patio de su casa. El dinero no será para él, tiene muy claro que lo repartirá entre sus hijos.

Mientras, a la espera de que las bolas salgan del bombo, trata de digerir la fama transitoria que le ha llegado por Justino. «Me gusta, es bonito que salgas a la calle y te identifique la gente», comenta este toledano que no puede evitar emanar la misma bondad que su versión animada.