«No recuerdo haber hecho antes repertorio sefardí en Alarcos»

D. A. F.
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César Carazo abrirá el Festival de Música Antigua y Medieval, del que es habitual, como componente del grupo Balsamia

«No recuerdo haber hecho antes repertorio sefardí en Alarcos»

Nacido en Badajoz, César Carazo, es un reputado músico especializado en la temática medieval que esté miércoles, a las 22 horas, será uno de los encargados de abrir el XIX Festival de Música Antigua y Medieval Alarcos como integrante del grupo Balsamia.

¿Cuántas veces ha participado en el Festival de Música Antigua y Medieval Alarcos?

Ya desde la creación del Festival estuve varias veces. No sé exactamente cuántas. Recuerdo los primeros años la participación con Felipe Sánchez en varias de sus formaciones de repertorio y después con Eduardo Paniagua, con el que he hecho muchísimas cosas, en varios de sus grupos. Lo que no recuerdo haber hecho nunca es repertorio sefardí. Tal vez algún año alguna canción con músicas de otras culturas, pero este año sí. Voy con el grupo Balsamia, de Sevilla, que lleva un tiempo trabajando con un repertorio exclusivo de música sefardí. El año pasado estuve también con Artefactum, otro grupo de Sevilla que está especializado en música medieval. 

¿Cómo es Balsamia?

Balsamia es un grupo que formamos con Clara Campos, una cantante joven que tiene muchas condiciones y mucho talento para ese repertorio; con Aníbal Soriano a la guitarra, que es especialista también en instrumentos de cuerda pulsada en música antigua; y Álvaro Garrido, percusionista, también miembro de Artefactum.

Su trayectoria musical incluye numerosos grupos desde que empezó en Neocantes, ¿qué le anima a integrarse en tantas formaciones?

He sido toda mi vida bastante curioso y meto los dedos en todos los enchufes a los que tengo posibilidad de llegar. Efectivamente, empecé con Neocantes haciendo música renacentista y barroca. Después, a través de Eduardo Paniagua, que me llamó para hacer música medieval, me empecé a interesar por el mundo de las tres culturas, de la música andalusí, estudié árabe, estudié con músicos de Tetuán y de Tánger para profundizar un poco en ese repertorio. Y con la música sefardí ocurrió lo mismo. La trayectoria que he tenido es amplia, te llaman para ofrecerte algún proyecto nuevo y se te parece interesante, te incorporas. También tiene mucho que ver en las nuevas formaciones en las que estoy, que como hace unos años resido en Sevilla, intento trabajar con gente de allí.

Es usted vocalista e instrumentista, ¿cuál es su función en Balsamia?

Mi primera actividad en todos los grupos y en todo lo que hago es el estudio del canto y de la interpretación vocal. Después, como tengo estudios de violín, cuando empecé con la música medieval me insistieron en que llevara un instrumento, que era una viola, empecé a tocarla como un instrumento acompañante, secundario. En Balsamia, la cantante es Clara Campos, yo canto algún tema, le hago algún acompañamiento, alguna segunda voz. Canto y toco como hago casi siempre.

¿Cómo es la música sefardí?

La música sefardí es algo más compleja de lo que la gente piensa, porque lo que es realmente medieval y auténtico son los romances antiguos que los judíos se llevan cuando son expulsados de España en los siglos XV y XVI. Se llevan las letras y van poniendo las músicas de los sitios donde llegan, lo que hace las canciones más bonitas. Por eso el repertorio sefardí es tan variado y tan rico y, además, son canciones y melodías maravillosas. Tenemos, por ejemplo, música de Grecia, de Turquía, del Norte de África... Todo eso hace que sea una recopilación muy amplia. El musicólogo más importante es Isaac Levy, que fue el que en el siglo XX decidió empezar a recopilar todas esas canciones, estudiar de dónde eran. 

Uno de los aspectos de la música antigua es la recuperación y reconstrucción de instrumentos, ¿el público se interesa también por esa faceta?

Efectivamente, es una cuestión que despierta mucha curiosidad porque no es habitual encontrarse con instrumentos antiguos del tipo de violas, organetos, zanfonas, incluso algún tipo de flautas o gaitas antiguas. Lo normal es que cuando termine un concierto es que la gente se acerque a preguntar cómo se llama el instrumento, de dónde viene, si son nuevos o son reconstrucciones o cómo lo has conseguido.

¿Cuánto hay de enseñanza en un concierto de música medieval?

Bastante. De hecho, todas las formaciones en las que estoy intentamos hacer una explicación para introducir las canciones que vamos a hacer. Entendemos que es un repertorio que no está a mano para la gente. No es lo mismo ir a un museo y ver un cuadro detrás de otro, que llevar a tu lado a una persona que te va explicando que esa obra viene de tal sitio, si es un encargo de tal persona.