José Peñín es probablemente el mayor experto en vinos españoles. Su apellido todavía da nombre a la guía que ha sido durante décadas y sigue siéndolo, la biblia de los vinos españoles. Completa, rigurosa y profusamente utilizada por compradores de vino español de cualquier procedencia, la edición anual de la Guía Peñín sigue siendo la referencia para tomar el pulso al sector, añada tras añada.
Hablando de vinos: ¿qué es lo más sorprendente que ha ocurrido en España en los últimos 30 años?
Quizás debería ser en los últimos cuarenta años. Es posiblemente el periodo donde se han producido los cambios más importantes en la historia del vino y más en el vino español. Pasamos de producir vinos a granel de mediocre calidad a ponernos en la primera línea de los países productores en calidad, técnica, conocimientos e incluso filosóficamente.
Si tuviera que elegir cinco vinos que definirían a España como país vinícola ¿Qué vinos serían?
Un amontillado de Jerez, un Gran Reserva de la Rioja, un tinto de Toro, un clarete de los de antes de la zona de Cigales o Ribera del Duero y un tinto del Priorat.
¿Cuáles consideran que son las regiones emergentes en el panorama vinícola español?
Gran Canaria, Cebreros, la Raya con Portugal (Sierra de Salamanca, Arribes del Duero), Cangas de Narcea en Asturias y la sierra interior de Valencia y Alicante.
¿Cuál es el retrato que hace de Castilla-La Mancha como región productora de vinos?
Durante décadas Castilla-La Mancha ha sido la Santa Bárbara del vino español en ese espacio de confort vendiendo materia prima a todo el mundo. Sin embargo, hay nuevos proyectos de auténticos héroes que están aflorando antiguas cepas del territorio y, sobre todo, rescatando el hasta ahora desconocido carácter de calidad de la variedad airén.
¿Cuáles son las fortalezas- a su juicio- del vino español? ¿Y las debilidades?
Las fortalezas son los diferentes suelos, climas y microclimas de un país que, como España, cuenta con todos los accidentes geográficos del mundo. También destaco la labor de rescate de muchas variedades autóctonas desconocidas.
Las debilidades son la floja potencia comercial que nos ha caracterizado a los españoles al paso de los siglos. La práctica comercial de vender granel desde finales del siglo XIX ha planeado sobre los vinos de calidad los cuales acaban siendo un objeto más difícil de vender que los de sus competidores extranjeros.
¿Cuál considera que ha sido la región española que más ha avanzado en la calidad de sus vinos?
Posiblemente el Bierzo, la zona de Gredos, Ribeira Sacra y Valdeorras.
España cuenta con más de cien denominaciones de origen vinícolas ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Ayudan al consumidor?
Si la comparamos con las 300 zonas italianas y francesas nosotros todavía vamos bien. El origen, a la hora de comprar un vino, tiene mucha importancia porque se convierte en una marca recurrente.
¿Cuál es su diagnóstico sobre la crítica de vinos actual? ¿Qué peso tienen las reseñas anónimas en internet?
Desgraciadamente hay poca actividad crítica en los tiempos actuales. Hay algunos intereses económicos de muchos influencers y es cierto amiguismo con las bodegas por parte de algunos sumilleres. La crítica u observación de un periodista de hoy es más benigna que los tiempos cuando empecé a escribir en los años ochenta.
¿Cómo valora la celebración de ferias como Fenavin?
Fenavin puede morir de éxito. Nunca entendí que fuera cada dos años, me imagino que siguiendo los pasos de Vinexpo. En la primera edición le dije a Manuel Juliá que explotara el nombre de Feria del Vino Español pero la BWW barcelonesa está pisando fuerte como feria del vino internacional. Si Fenavin se especializa como la auténtica feria del vino español, puede tener cuerda para rato.
El libro 'Mis Memorias del Vino' de José Peñín (Editorial Planeta Gastro) sale a la venta el 30 de abril
Mis Memorias del Vino, de José Peñín, no contiene solo las memorias del autor. Es el relato de un espectador aventajado que ha visto pasar la mayor revolución que se ha producido a nivel mundial en la historia del vino. Sus páginas son el pretexto para contar los cambios profundos que han ocurrido desde el final de la década de los años setenta hasta nuestros días, una revolución que todavía no ha terminado: cambios en la producción, en la elaboración, en el comercio, en la comunicación, en el consumo e incluso en la estética del vino. Lo más trascendental de esta nueva era es que el vino ha dejado de ser un producto alimentario para convertirse en un objeto hedonista y cultural. Todos estos cambios se han producido principalmente en los últimos cuarenta años, con los avances tecnológicos en las bodegas y en los viñedos, el nacimiento de la enología como ciencia, cuando el vino embotellado deja de ser monopolio de Jerez y Rioja, y cuando el vino deja de ser una bebida diaria y se convierte en una bebida ocasional, aparecen nuevos países consumidores y productores que se sitúan en cabeza, la proyección del periodismo del vino, la batalla de las marcas, el lenguaje de las catas, las ferias monográficas del vino y, sobre todo, el nacimiento del vino global.
Peñín se retrata como viajero del vino hablando y catando con bodegueros, enólogos y viticultores de todo el mundo, viviendo un sinfín de anécdotas.
«Lo que el vino me dio, ahora se lo devuelvo en estas páginas», concluye José Peñín.