La crisis de vocaciones lleva al número más bajo de sacerdotes

Hilario L. Muñoz
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La Diócesis de Ciudad Real pierde 50 religiosos, en medio de una reordenación de parroquias, y con el seminario, con la menor cifra de alumnos de los últimos años

La crisis de vocaciones lleva al número más bajo de sacerdotes - Foto: Rueda Villaverde

La crisis de sacerdotes que atraviesa la Iglesia Católica empieza a notarse en la Diócesis de Ciudad Real, donde los últimos datos revelan que la cifra de sacerdotes se encuentra en su nivel más bajo de la última década. Los datos publicadas por la Diócesis en la revista Nuestra Iglesia, que se edita con motivo del Día de la Iglesia y que se celebra el 12 de noviembre este año, indica que hay 175 sacerdotes en la Diócesis de Ciudad Real, a fecha de 2022, cuando hace una década, en 2012, el dato, recopilado de la misma publicación era de 232. 

El propio obispo, a mediados de septiembre, dedicó varias de sus cartas dominicales a este asunto, que calificó de «especialmente preocupante». «Unos se jubilan porque les llega su edad de jubilación y la enfermedad tiene especial incidencia en ellos, otros fallecen, y la realidad es que la Diócesis cada vez cuenta con menos número de sacerdotes para atender las parroquias y todas sus actividades pastorales», indicó el obispo en aquellos escritos, advirtiendo que con esta crisis, en unos años se quedarían sin seminaristas.  De hecho, los datos señalan que el Seminario tiene el menor número de alumnos de la última década. Sumando seminaristas menores, ocho, y mayores, 15, solo hay 23. En 2014, el más antiguo con datos, la cifra era de 42, por lo que la reducción del número de sacerdotes se mantendrá, al menos, en el futuro más inmediato.

Hay que tener en cuenta que el descenso del número de sacerdotes afecta a toda España, pero en la provincia esa crisis de vocaciones supera las cifras de la Conferencia Episcopal. Así, en la Diócesis, de 2012 a 2022, ha descendido un 25% el número de sacerdotes; mientras que en España, de 2012 a 2021, el descenso ha sido del 17 por ciento. En esa década, el número de monjas también se ha reducido en un siete por ciento, pasando de 450 a 415, mientras que el de catequistas cae en un 10 por ciento, de 2.649 que hubo en el año 2014 a 2.379. 

Para hacer frente a esta caída de las vocaciones, el obispo puso en marcha hace años, las llamadas Unidades de Acción Pastoral, un modelo organizativo que cambia el esquema tradicional de las parroquias, con un párroco por iglesia, para que sea un grupo de párrocos los que se ocupan de varios templos. Se trata de una unidad administrativa que permite a un grupo de sacerdotes atender a varias parroquias y que, por ejemplo, si uno no puede hacerse cargo de la parroquia principal que tenga encomendada, lo haga otro párroco en su lugar. 

La natalidad se deja notar en el descenso de bautizos y de primeras comuniones 

Los datos del año 2022 reflejan además como la caída de la natalidad, que se ve en los colegios y en la educación en general, también empieza a tener un reflejo claro en los datos de celebraciones cristianas. Así, por ejemplo, los bautizos del año pasado fueron 2.642, la cifra más baja que se recuerda en una década, con la excepción de 2020, el año del COVID que frenó todo tipo de actividades, las religiosas incluídas. Pasa lo mismo con las comuniones:3.243 hubo el año pasado, 100 menos incluso que las de ese 2020. Donde además de la natalidad pueden entrar en juego otros aspectos relacionados con la fe y la Iglesia es en las cifras de confirmaciones. Hubo 2.700 el pasado año, cuando en 2020, pese al confinamiento, fueron 2.617. Se trata del segundo año en que se reduce tanto la cifra de este Sacramento, que suele ser un paso de fe en una edad más madura, 

Por último, donde hay un incremento es en las bodas. Ni en 2020 (144 celebradas), ni en 2021, (590) se recuperaron las cifras que hubo antes de la pandemia. En 2022, sin restricciones, se celebraron 783 bodas, 70 más de las que hubo en el año 2019.