Desde que se conocieron los resultados electorales y las intenciones de Sánchez de pactar con separatistas y Bildu el presidente de Castilla-La Mancha ha venido enjaretando declaraciones disgustadas y contrarias a tales pactos. No han sido nunca explosivas, no es su estilo ni táctica, en algún caso ha reculado, pero no ha cejado en ellas y en la última semana ha subido en tono y contundencia.
Hay quien ha dicho que con su frase «Sé lo que pide Puigdemont y sé que es intolerable» se estaba plantando, aunque no han faltado quienes han dicho que más bien, y como siempre, era un nuevo paripé de cara a la galería.
Supongo que el propio Page entenderá que le espeten lo segundo, pero en mi humilde opinión creo que Emiliano es esto lo que piensa y que esas son sus convicciones y sus sentimientos. Otra cosa es que se atreva a defenderlos hasta el punto de ponerse en riesgo y jugársela por ellos. Eso ya es harina de otro costal, echárselo a las costillas muy peligroso y, además, sabiendo que no tiene quien en ello arrime el hombro.
Porque es bien consciente de que está solo. El sanchismo ha arramblado con todo. Controla, domina, impera y ordena de manera absoluta un partido sometido donde ya es moneda común el arrastrar por el fango a quienes osan criticar al caudillo, aunque sean estos las máximas señas de identidad del mismo y se llamen Felipe y Guerra. Las elecciones municipales y autonómicas, excepto con él, acabaron con todos cuantos, como el aragonés Lamban, se atrevían a contradecirle. O han perdido el poder, o como el extremeño Vara, se han convertido en sus más fervientes catecúmenos.
Page es el único socialista que gobierna una comunidad autónoma con mayoría absoluta, la única no uniprovincial, y que dobla ademas la población sumada de las otras dos. Dos millones de personas por 650 mil de Navarra y 487 mil de Asturias. Es pues el suyo, el poder territorial más importante, firme, extenso y numeroso en manos socialistas. Sí, pero está solo. Y rodeado.
Page no puede esperar apoyo exterior alguno. A Sánchez la ha venido bien el hundimiento y destrucción del PSOE en autonomías y alcaldías. Con ello se ha quitado rivales de en medio y se ha convertido en salvador de los perdedores que eran de los "suyos" colocándoles en el Parlamento y mañana si logra la investidura en el Gobierno central, aunque no se si van a caber todos a no ser que la nomina de asesores y otras berzas supere ya lidere el censo. Esto hace de hecho que el lograr mantener la Moncloa sea para el sanchismo una cuestión de supervivencia no sólo política sino también vital y económica.
Pero es que, además, Page, ni en su propia tierra lo tiene claro. Una confrontación directa con Sánchez desataría una rebelión interna. El tridente IMM Isabel Rodriguez, Magdalena Valerio y Milagros Tolón está al acecho. Pongamos un ejemplo. En el supuesto, que es muy supuesto, de que se planteara que los diputados de Castilla-La Mancha no votaran aprobar la amnistía o se negaran al pacto con los bilduetarras ¿cuántos iba a hacerlo? No sé si pasarían de tres o no sé siquiera si se atrevería alguno. La Patria, no lo olviden, y en el PSOE menos, es el partido y el santo y su pena, el cargo. Y Emiliano, que lleva desde que era poco más que un chaval, fue el consejero autonómico más joven de España, en él y con silla, lo sabe a la perfección.
Así que vamos a ver que queda de su frase. Podremos verlo ya este próximo sábado, pues hay pleno del Comité Federal socialista y ha anunciado que estará presente. Va a ser un momento decisivo, porque es la oportunidad de expresar, defender y mantener sus convicciones. Al menos eso sí que parece de obligado cumplimiento. Si no, que se deje ya de pamplinas y declaraciones a la prensa.