Rodrigo deja el fútbol sala

Eduardo Gómez
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El moraleño, internacional con las categorías inferiores de la selección, ha decidido retirarse tras sufrir su cuarta lesión grave de rodilla

Rodrigo, tras un encuentro con el Moral Fútbol Sala. - Foto: Jorge Yepes

Rodrigo López Herreros (12-1-1994. Moral de Calatrava) deja el fútbol sala. Las lesiones han pesado más que la pasión y, a sus 29 años, entiende que es el momento de decir adiós. Admite que no es la despedida deseada, «pero no estoy preparado ni tengo la fuerza psicológica para afrontar una nueva operación y todo lo que conlleva», resume.

Tras lesionarse de gravedad tres veces en su rodilla izquierda, este verano, en un encuentro entre el Moral y el Salvatierra sufría la rotura del ligamento cruzado anterior y el menisco de la rodilla derecha. «Escuché un chasquido y ya sabía lo que me pasaba», confiesa. Habló con su familia, le dio vueltas a la cabeza y tomó la decisión de colgar las zapatillas.

Atrás queda ya una carrera condicionada totalmente por esas cuatro lesiones graves, la primera de ellas a los 18 años, en la víspera de incorporarse por primera vez a una concentración con la selección española, casi de forma premonitoria.

Aquella vez se recuperó, como hizo posteriormente dos veces, lo que le permitió forjarse una carrera más que notable. Comenzó a jugar en las escuelas de Moral y como cadete pasó al Salesianos Ciudad Real, donde estuvo hasta el tercer año de juvenil, cuando fichó por ElPozo. En el club charcutero, precisamente, logró el título de Segunda División con el filial, jugó con la selección española sub 21, debutó en Primera y jugó con otros equipos como Cartagena, Segovia, Viña Albali y Noia, probó también el fútbol sala de Italia y disputó sus últimos partidos en el Moral, el equipo de su localidad natal, con el que ha llegado hasta la Segunda División B, convirtiéndose en el mejor embajador del pueblo y llenando el pabellón en todos sus encuentros. 

«Siempre quedará esa duda de hasta dónde podía haber llegado, pero me fastidia mucho tener que dejarlo ahora que estaba disfrutando mucho en mi pueblo», indica. Del fútbol sala se queda con las amistades y experiencias, «alegrías y tristezas», apunta, y se muestra orgulloso de haber llegado a Primera División.

Por su forma de ser ha dejado huella allí donde ha estado, lo que explica que desde el anuncio de su retirada ha recibido un sinfín de mensajes de ánimo y apoyo, tanto de jugadores como de entrenadores, muchos de ellos de élite.

Ahora ejerce como coordinador de las escuelas deportivas de Moral. La de fútbol sala, por ejemplo, cuenta con 250 alumnos. También es seleccionador regional infantil y, dado que ya tiene el Nivel III de entrenador, no oculta que le gustaría seguir vinculado al fútbol sala como técnico.

Entretanto, recuerda que el camino sigue y tiene claro haber tomado la decisión correcta porque «no me quería ver en una silla de ruedas con 40 años», así que cuando sus obligaciones se lo permiten sale a correr o a montar en bici, otras de sus pasiones.